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“… Piensa que has tenido mala suerte.”


“… Te dije que iba a volver pronto.”


“… De hecho, me decepcioné un poco en ese momento.”


Caligo respondió con una sonrisa ante las palabras de Helia. 


Helia abrió mucho los ojos y negó rápidamente con la cabeza. 


“… En absoluto.”


“… Quería que te decepcionaras.”


“… Oh, sí.”


Se puso en pie de un salto. 


“… ¿Cuánto tiempo he dormido? ¿Ella está mejor ahora?”


“… Hoy es el quinto día completo. A menudo te despertabas, tomabas una simple comida con agua y dormías, ¿No lo recuerdas?”


“… ¿Yo?”


No lo recordaba en absoluto. 


Helia frunció el ceño. No podía creer que estuviera fuera de sí durante cinco días. 


“… Sí, en ese estado examinabas brevemente el cuerpo de Risse y dormías.”


“… ¿Yo?”


Helia, preguntó con un peculiar tono de voz, Caligo intentó no reírse. Si no lo hubiera visto no lo creería, sus pupilas estaban totalmente dilatadas. 


“… Sí.”


Se tragó una risa y asintió. 


Helia parpadeó lentamente. Miró a la niña, que ciertamente había mejorado de color. 


“… Sí… me alegro de que haya funcionado.”


Helia extendió lentamente la mano y puso la palma en la frente de la niña. Surgió un débil calor. 


La fiebre bajó. Si tenía una buena complexión. Si Caligo tenía un buen progreso, el de su hija también ha sido bueno. 


Suspiró suavemente. 


El tibio calor de sus manos parecía haber estado en sus brazos durante mucho tiempo, y Helia se quedó sin palabras por un momento. 


“… Helia.”


“… Sí.”


“… ¿Sigo sin ser nada para ti?”


Ante la repentina pregunta, Helia parpadeó inconscientemente. 


“…Tú no eres… nada para mí.”


El día que decidió cortar lazos con él, recordó las palabras que responden a su pregunta. 


Helia tragó saliva involuntariamente.


“… ¿De qué demonios estás hablando?”


“… ¿Quieres ir a Lambacher conmigo?”


“… ¿Vas a ir allí?”


Escuchó que era un desastre. ¿Qué vas a hacer allí, ese tipo? 


“… Le dije al emperador que me encargaría de ese lugar, ¿No debería mostrar los resultados?”


“… ¿No dijo el señor de Lambacher que la situación de la ciudad era grave el otro día?”


“… Pero alguien tiene que dar un paso adelante y ocuparse de ello. No podemos dejarlo ahí para siempre.”


Helia guardó silencio ante las palabras de Caligo.


Estaba enfermo y quería que evitará situaciones que le cayeran mal. Pero, ¿Por qué sigue dando un paso al frente? 


“… ¿Por qué tienes que ser tú?”


La pregunta de Helia hizo que sus ojos se agrandaran. 


“… Así puedo quedarme contigo incluso un poco más.”


Dijo besandola en el lóbulo de la oreja. 


Helia se levantó de su asiento a toda prisa.


“… Voy a ducharme.”


“… No has contestado. Todavía no soy nada para Helia.”


Helia se detuvo al intentar entrar en el baño. Cerró los labios con fuerza. 


“… Para ser sincera, nunca has sido nada para mí.”


Caligo, que esperaba una respuesta, se detuvo. 


“… ¿Está bien?”


Sus ojos se abrieron de par en par. 


Helia abrió la puerta del baño sin mirar atrás. 


“… Ja.”


Caligo, suspiró débilmente y avanzó a grandes zancadas. Al ver sus lóbulos de las orejas al rojo vivo, sentía aún más extraño quedarse quieto. 


Siguió a Helia al baño y cerró la puerta. 


“… ¿Qué? ¿Por qué me sigues aquí?”


“… ¿Entonces debo quedarme quieto después de escuchar eso?”


Le preguntó Caligo. 


Bajó la parte superior de su cuerpo lentamente y besó los labios de Helia. 


A diferencia de la consideración del su labio inferior, la lengua golpeó como un caballero amable, abrió los labios con valentía y se clavó en su boca. 


“Sí…”


Le mordió el labio y le ató la lengua. 


Empujando lentamente sus rodillas entre las piernas de Helia, la sostuvo firmemente a la pared y juntó sus manos. 


“Uhh…”


Helia se estremeció y no pudo hacer nada cuando él tocó la sensible membrana mucosa. 


Caligo se mordió los labios durante mucho tiempo. 


Sus cuerpos se aferran uno al otro como si se superpusieran. Podía sentir las piernas de él entre su abdomen.


Helia tragó saliva involuntariamente ante algo que parecía exitado.


“… Ja, ¿No puedo hacer más?”


Preguntó besando sus labios.


Helia negó vigorosamente con la cabeza. Sentía que iba a morir de vergüenza. Lo apartó los hombros con la cara roja. 


“… Vete.”


“… Pediré que dejen la ropa delante de ti.”


Helia asintió ligeramente con la cabeza. Su mirada seguía desviada. 


“… Yo también debería ducharme con agua fría.”


Dijo bajando la mirada.


Helia tragó saliva sin darse cuenta al ver que al hombre retirarse lentamente. 


“… ¿Qué tal si comemos juntos cuando salgas?”


“… Está bien.”


“… Te esperaré.”


Besó a Helia en la nuca y salió del baño. Helia se acurrucó lentamente en el suelo con un largo suspiro. 


Cerró los ojos involuntariamente al ver su reflejo en el espejo que tenía delante. Su rostro, enrojecido y distorsionado como el de una niña, tenía un aspecto que nunca había visto. 


Helia se mordió el labio. 


‘… ¿Qué demonios voy a hacer?’


Se cubrió la cara con la palma de la mano. 


¿Está diciendo que se emocione y que viva feliz ahora? 


El horrendo y turbio pasado nunca desaparecerá de la vida de Helia. 


Alguien lo sacará a la superficie cuando esté a punto de olvidar, y no importa lo fuerte que pretenda ser la seguirá como una etiqueta. 


Fue una suerte que la etiqueta acabara sólo con ella, pero temía que se extendiera por todas partes como una semilla de miseria. 


Helia pensaba que era una persona que podía fingir ser fuerte, pero no pensaba que fuera una persona realmente fuerte. 


‘Expectativas…’


Era el sentimiento que más odiaba.


Las expectativas siempre traen consigo la decepción. A veces se convirtió en esperanza y el abatimiento le quitaron la motivación. 


Helia reconoció el hecho. Pero no estaba segura de lo que esperaba. 


“Amor…”


‘… ¿Puedo amarlo? ¿Podrá amarlo sólo a él por el resto de su vida? ¿No cree que es tan difícil y agotador?


Incluso si lo amará, ¿Podrá tener a su hija entre sus brazos?’


“…Ahora lo sé. El hecho de que el amor, que es natural desde el principio, no existe en ninguna parte del mundo.” 


Helia cerró los ojos lentamente. 


‘… ¿Cuál sería la diferencia si lo acepto?’


Cuando estaba cerca de Caligo, se pasaba el día chocando con él. Porque no se llevaban bien. 


‘¿Y si lo acepto qué pasará a continuación?’ 


Helia renunció a muchas cosas y vivió. 


Ella sabía mejor que nadie cómo renunciar. Así que se rindió fácilmente. Si creía que estaba fuera de su alcance, Helia no lo tocaba para nada. 


Pasó mucho tiempo después de que Helia se duchara y saliera del baño. 


“… No salías, así que pensé que debía entrar.”


“… No, un poco… Tenía algo en lo que pensar.” 


Dijo Helia, limpiando ligeramente el agua que goteaba con una toalla suave. 


Odiaba que alguien le tocara el cuerpo, rara vez la habían cuidado desde que entró en la casa del Duque. 


“… ¿Qué te hizo pensar tanto?”


“… ¿Qué sucedió con ella?”


En lugar de responder, Helia miró la cama vacía y preguntó. 


“… Se despertó así que mandé a la criada para que la bañara. Entonces, ¿Qué te hizo estar tan pensativa por más de una hora?”


“… Es sólo que… No sé por qué te gusto. Soy una persona que hace más daño que bien a los demás, y tengo muchas más cosas malas que buenas.”


Helia no se daba mucho crédito. Era una mujer que no podía. 


Caligo miró a Helia en silencio y abrió la boca. 


“… ¿Cómo se puede aceptar y amar cada aspecto de alguien que ha vivido en otro lugar y en diferentes momentos, Helia?”


“…..”


Los ojos de ella se abrieron de par en par. 


“… No estoy enamorada, no tengo algo tan bueno como el amor, ni quiero hacerlo.”


Él frotó ligeramente su frente con la suya. 


“… No pueden gustarte todos los aspectos de la otra persona. Pero, Helia…”


Se acercó ligeramente. 


“… Pero lo soporté y pensé que era bueno”


“… Ah.”


“… Qué genial sería tener a alguien que encajará a la perfección para el otro como una pieza de rompecabezas.” Dijo él.


“… Pero no podemos hacer eso, ¿Verdad? Si todos nacemos con formas diferentes, a medida que crecemos, nos esculpimos y moldeamos poco a poco.


Ante las palabras de Caligo, Helia lo miró. 


Agarró su mano lentamente. 


“… Me encontraré con amigos, familia y conocidos tal y como nací y crecí, y me transformare poco a poco para hacer la forma que quiero.”


“……”


“… Entonces la forma se convierte en uno mismo. Luego, cuando conozcamos a alguien, nos adaptamos el uno al otro, nos moldeamos un poco más y le daremos forma gradualmente.”


Las manos entrelazadas elevaron su temperatura de nuevo. 


Helia retorció su cuerpo para alejarse de él, pero estiró las manos y la sujetó.


“… Si sigues así, ¿No podrás algún día encajar como un rompecabezas que fue uno desde el principio?”


“…..”


“… Como has dicho, no hay nada perfecto desde el principio. Somos seres imperfectos.”




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