Más leídos esta semana

 Elody se percató de que ella era la que tenía que irse pronto. No podía permitirse el lujo de seguir disfrutando de sus placeres. Subió las escaleras y se dirigió al dormitorio donde habían estado juntos desde la infancia.


—Te traeré pronto un poco de agua caliente. Lávate y descansa.


—¿Me lavarás por mí?


—¿Eh?


Su corazón se hundió ante la pregunta inesperada.


Elody tenía una mirada atontada en su cara como si le hubieran dado una bofetada en la mejilla. Caville descaradamente continuó hablando.


—Dijiste que las parejas pueden bañarse juntas. Cuando éramos jóvenes.


—Uh… Um, sí. Yo lo hice…


No sabía qué hacer y murmuraba. Sí, era así en ese momento… Pero ahora Caville se sentía como alguien extraño porque se veía como un hombre grande que de repente se le acercó un día, no como el niño que solía ser.


‘Estoy segura de que ha pasado un tiempo desde que te lavé…’


—Estoy bromeando. Me daría más vergüenza a mí.


Caville murmuró, rojo hasta las orejas. Ella lo miró con una expresión desconcertada en su rostro. Al ver su cara tímida, le recordó algunas viejas memorias.


—L-La habitación es la misma, ¿no?


—…


Elody trató de cambiar de tema.


—No he arreglado mucho la habitación por alguna razón. Quería dejarla como la recordabas.


—El castillo ha cambiado mucho… de buena manera.


Ante las palabras de Caville, Elody se sintió orgullosa. Quería mostrarle de inmediato cuánto trató de proteger sus pertenencias.


—Esposa.


Él se acercó y la tomó en sus brazos otra vez.


—Uh, uh…


Otro abrazo repentino avergonzó a Elody e intentó alejarse. Sin importarle, él la detuvo y enterró su cabeza en su pequeño hombro.


—Te extrañé.


—… Uh, yo también.


Ella extendió sus brazos y dio unas palmadita en la espalda del joven. Era un cuerpo firme. No era la vieja espalda llena de heridas que intentaba sanar. Era tan ancha que no podría rodearla con sus brazos aunque los extendiera tan fuerte como pudiera.


‘Es extraño…’


Las puntas de sus dedos temblaban. Simplemente se abrazaban mucho cuando eran jóvenes, así que supuso que por eso él lo hizo sin dudarlo esta vez. Se sintió extraño sostener a Caville, ahora crecido, en el dormitorio de la pareja.


Thump thump thump


Su corazón empezó a latir fuertemente.


—¡Les diré que preparen el agua para lavarte!


Al final, no pudo soportarlo y alejó a Caville. Luego salió corriendo de la habitación.


—…


El joven, que se quedó solo en el cuarto, se cubrió la cara con ambas manos.


—Es extraño…


—¿Qué es lo que te pasa?


Ifrit, desde el broche, ha hablado sin darse cuenta del ambiente.


—… No creo que se alegre de verme.


Habría estado nervioso anteriormente diciendo: “No hables”, pero la reacción de Caville cuando preguntó fue tranquila. Ante las palabras sombrías del joven, Ifrit se rió. Al escucharlo, Caville irritado arrancó el broche y lo puso en su escritorio.


Y lentamente miró alrededor de la habitación.


La ropa de cama, que era tan ancha y grande durante esos tiempos un niño, ahora se sentía pequeña. El antiguo papel de pared seguía siendo el mismo, y la estufa de pared donde se quemaba la leña caliente seguía siendo la misma.


Elody solía jugar a pintar frente a esa chimenea. Sintió un fuerte dolor en su corazón. Estaba tan feliz, pero se sentía un tanto nostálgico. No podía creer que el lugar donde estaba parado no fuera el lugar ocioso del campo de batalla, sino la casa que echaba de menos.


—Oye, ¿estás llorando?


Mientras miraba la chimenea, Ifrit, que salió del artefacto en forma de cachorro, se burló de Caville.


—Te lo advierto, no aparezcas sin permiso por un tiempo.


—Entendido.


A pesar de las duras advertencias, a Ifrit no le importó. Luego se acercó a la ventana, la abrió con su propia cabeza y saltó. Un momento después, llamaron a la puerta.


—Caville, puedes ir al baño y lavarte ahora— dijo Elody con una sonrisa incómoda, y él asintió con la cabeza.


Aunque Elody, con la que soñaba cada día, estaba delante suyo, sentía como si un rincón de su corazón se hubiera perdido. Era extraño.


***


Caville se empapó en una bañera llena de agua tibia y agonizó durante el lavado.


Su esposa no parecía darle la bienvenida que esperaba. Sintió miedo a lo largo del campo de batalla. Temía que ella hubiera muerto, ya que los soldados murmuraban, o que tuviera otro precioso amante y huyera.


Pero lo estaba esperando como lo prometió. Sin embargo, todavía estaba ansioso.


‘¿Quería que no volviera?’


Sumergió su cara en el agua con una mirada hosca. Estaba muy alterado.


***


Fue una cena incómoda.


Elody miraba a Caville todo el tiempo, y él también la miraba de reojo.


Ordenó a los sirvientes del castillo que se encargaran de que los caballeros descansaran y comieran bien ya que volvieron después de pasar por tanto. También dijo, “Por favor, preparen suficiente alcohol para que los caballeros desahoguen sus sentimientos negativos.”


Cuando estaba trabajando, había preparado muchas cosas que decir… pero no sabía cómo tratar con él  ahora.


‘Como lo hice cuando era niño, quería cuidarlo…’


‘¿Qué hay de malo en este ambiente…?’


Tal vez por su cara inexpresiva, su nariz recta y sus ojos fríos, la atmósfera era muy extraña. No era tan lindo y encantador como cuando era joven. Para ser honesta, había literalmente una atmósfera de peligro a su alrededor.


Era dudoso que fuera fácil hablar de forma imprudente.


Después de una comida incómoda, tomó un poco de té.


—Estás muy cansado, ¿no? Has hecho un buen trabajo. He oído que has luchado bien en el campo de batalla.


—… Sí.


—Yo estoy orgullosa de ti, Caville.


—…


Con las palabras de Elody, él la miró directamente a los ojos. Ella le devolvió la mirada desconcertada nuevamente. 


‘Tengo miedo por alguna razón…’


—Oh, subamos a descansar.


Asintió a la sugerencia de la joven. Los dos subieron juntos las escaleras y frente al dormitorio, Elody dejó de caminar.


Caville giró la cabeza y la miró.


—Oh, descansa bien. Estoy… eh, durmiendo en la habitación de al lado…


—¿Por qué?


—¿Eh?


Se quedó atónita.


‘¿Cómo se supone que voy a decir esto?’


Por supuesto, no había nada extraño en usar la misma habitación. Se iban a divorciar, pero siguen casados. 


‘Yo me voy a divorciar pronto, y es muy incómodo,  tú ya tienes una princesa… ¿Qué? Ahora que lo pienso, fue tan incómodo que olvidé lo más importante. ¿Dónde dejaste a la princesa?’


—Tú y yo vamos a dormir juntos.


Miró fijamente a Elody. Su rostro estaba casi atravesado por su mirada descarada.


—…


—Así es como me enseñaste.


***


Desde la cena de hace un rato, Caville ha estado de mal humor.


—Tal vez tengas un amante mientras estoy fuera.


Era una historia probable.


Cuando se fue, Elody tenía 19 años. Su esposa era hermosa en ese entonces, y aún más hermosa cuando sus ojos se destacaban. En ese momento, era tan joven que podía sentir emociones que nunca antes había sentido. Un hombre, o un simple humano con ojos, no podía evitar enamorarse de la belleza de Elody.


Cuando pensó en eso, se sintió profundamente deprimido.


‘¿Realmente tienes un amante? Pero estamos casados…’


Después de la comida, los dos también tomaron té. Sin embargo, no hubo una conversación amistosa como se esperaba.


Al subir las escaleras del dormitorio juntos, ya lo predijo. No, tal vez incluso antes de eso.


—Oh, descansa bien. Yo… eh, voy a dormir en la habitación de al lado… 


Mira, sabía que esto pasaría. No quieres estar conmigo.


—¿Por qué?


—¿Eh?


—Tú y yo vamos a dormir juntos.


—…


—Así es como me enseñaste.


Miró a Elody con ojos reprochantes.


—Sí… pero… oye, en realidad-


—Esposa…


Caville contuvo sus lágrimas porque estaba a punto de llorar. Esperaba que nunca sucediera, pero su predicción era clara.


—¿Eh?


—No creo que estés feliz de verme nuevamente.


Elody abrió mucho los ojos ante esas palabras duras. Estaba estupefacta por su voz sombría.


—C-Caville… ¿Qué estás diciendo? ¡No puede ser! ¡Te he estado esperando!


—No te ves nada feliz.


—¡No, es un placer volver a verte!


Dijo ella, aturdida por sus comentarios intentando remendar el malentendido.


Caville miró la habitación hoscamente como si quisiera que entraran juntos. Elody, sin darse cuenta lo siguió a la habitación. Era muy natural. Tan pronto como entró en la habitación, él habló. De alguna manera se veía triste.


—Mi esposa me odia.


—Caville…


Elody nunca imaginó que pensara así. Su corazón se sentía como si estuviera cayendo al fondo de un golpe. Se sintió mal por herirlo de esa manera, justo después de que regresara del campo de batalla. Él fue más rápido cuando trató de inventar excusas de alguna manera.


—Creo que sé por qué.


—¿Eh?


Se sentó en el suave sofá frente a la chimenea. Elody se acomodó junto a él, moviendo los dedos con nerviosismo.


—Caville.


Luego estuvo a punto de tocar su mano para consolarlo, pero se arrepintió y optó por cerrar su puño. El joven duque la miró con herido ante su comportamiento.


—Es porque no soy tan lindo como solía serlo.


—¿Qué?


—Porque ahora soy un adulto…me odias. Así que no estoy feliz con esto.


Ante el inesperado comentario, Elody se puso nerviosa y sólo parpadeó.





¡Abejita, no te olvides de comentar!

Suscríbete a las entradas | Suscríbete a los comentarios

- Copyright © El panal - Date A Live - Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -