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En el interior del robusto ataúd de madera de *paulownia había flores blancas.


*Paulownia: La madera de Paulownia, también conocida como kiri o árbol de la princesa, es un material que con el tiempo ha ido ganando en popularidad gracias a sus características únicas. De origen chino, lleva siglos extendida por toda Asia, donde es muy conocida y usada. Desde hace relativamente poco se ha introducido en occidente y cada vez son más los usos que se le dan a esta excepcional madera.


Una simple tela roja cubría al Emperador que yacía en su ataúd. La tela cubría sus pies que ya no pueden tocar el suelo y su corazón que ya no puede latir. Ver las sombras de su rostro a través de la tela hizo que ya no quisiera hacer nada.


“Su Majestad, tengo que despedirlo ahora.”


“…”


¿Dónde se arruinó todo? ¿Fue el día en que empecé a dar por sentado tu amor? ¿O fue cuando creí que no morirías bajo ninguna circunstancia? ¿O fue… cuando entré por primera vez en este cuerpo?


Quería desesperadamente volver al pasado, las cosas que quería olvidar eran desgarradoras. No quería creer que esto fuera real. Me salvaste de mi soledad, pero consideré tu amor una fuerza del destino. Me sentí abrumada porque tu corazón que no podía evitar amar a la heroína no era el mío.


‘¿Habrías amado este cuerpo aunque otra alma ocupara su lugar?’ Cuando pensaba en eso, tu voz que me confesaba era algo que no quería escuchar una y otra vez. Con el tiempo, oírte susurrar ‘te amo’ se convirtió en algo molesto. Era casi agobiante que te enamoraras de este cuerpo que era demasiado bueno para mí.


“Nunca…”


“¿Qué?”


“Nunca le dije que lo amaba.”


“…”


‘¿Qué demonios he hecho?’


La repetición de estos arrepentimientos sonaba como ecos vacíos. Me sentía mal cada vez que respiraba.


‘¿Por qué no se lo dije?’ Estaba demasiado ocupada pensando en que me ibas a dejar que no podía ver lo que tenía delante de mí.


Fingí que te molestaba y te di la espalda una docena de veces. Traté tu confesión de amor como un eco sin sentido cien veces. Y mil veces me aparté de ti, aferrándome a mí con cara de dolor. Todas mis acciones se acumularon y me atormentaron.


Te amo… Rose.


Lo sé.


…Sí. Te amo.


Por qué no te he visto suplicar miserablemente por mí. Aunque vi tu rostro herido, ¿por qué di por sentado tu amor? Debiste estar herido. Debió haber sido doloroso para ti. Debe haberte dolido mucho. Sabía que no podías hablar y que no querías hablar de ello, pero ¿por qué no me dijiste nada?


“Yo, nunca te he odiado pero…”


Cómo iba a odiarte, a ti que me tendiste la mano a mí que tenía miedo y era nueva en todo. Sólo era una cobarde. Al principio me asustaba la idea de que no fueras mío, pero luego me frustró que pudiera ser verdad. Cada vez que susurrabas que me amabas, me asustaba más y más. Mi corazón reventado se sentía como si me hubieran dado una patada en el pecho. Me sentía demasiado miserable como para decir que te quería de vuelta.


Tenía miedo de que me echaran de este lugar y estaba celosa de que amaras este cuerpo aunque lo abandonara. Cuanto más te amaba, más me alejaba de ti. Parecía que ya no podía fingir que no conocía mi propio corazón porque cada vez que te veía, me estremecía hasta el punto de derrumbarme. Así que, finalmente, empecé a evitarte.


Me decías que me querías año tras año, pero yo creía que tu amor estaba determinado por el destino y te alejaba. No sabía que esto era lo que el destino te tenía reservado.


Nunca hice nada al respecto. Sólo te hice daño varias veces con mi egoísmo. Me arrepiento de lo que hice mientras trataba de soportar el dolor agarrándome el pecho. Pensar en todos los errores que cometí era insoportable, cada vez era más difícil respirar.


“Es demasiado difícil, demasiado doloroso. Ayúdame…”


“…”


“Noah…”


Si pudiera pedir perdón por lo que he hecho, me arrodillaría en el frío y duro suelo decenas de miles de veces. Soportaría el dolor, los arañazos en mis manos y rodillas, si fuera por ti.


Si vuelves, si sólo vives, puedo hacer cualquier cosa… pero su cuerpo estaba sumido en el silencio. Nunca más se despertará.


“¡Ahhhhh!”


“¡Su Majestad!”


¿Por qué? ¿Sólo por qué? Me agarré al pecho como una loca. Me separé de las doncellas que intentaban apoyarme y me desplomé sobre su cuerpo. Sus manos increíblemente frías hicieron que mi pecho se estremeciera.


“Kuuuh…”


¿Qué tengo que hacer para volver a tocar tu cara? Era incómodo tocarlo yo misma, pero su cara parecía tan triste que era insoportable.


Su rostro duro y firme me hizo saber que sus últimos momentos no fueron agradables.


‘¿En qué estaba pensando?’


En este momento, parecía cobarde. No quiero que su última gloria sea vacía. Si no, no podría soportarlo y rogaría no conocerlo.


“Noah…”


Noah Arthur Blaze. El joven y hermoso emperador de esta orgullosa tierra. Mi orgulloso esposo. Estaba en la posición más gloriosa del mundo y dejé caer tu estrella que debería haber brillado más que nadie.


Te maté.


* * *


Me lavé y comí tan pronto como pude. No sabía si me había metido arena en la boca o comida, pero no dejé de masticar. Después de comer pude irme mientras todos seguían ocupados comiendo. No importaba que sus leales caballeros me persiguieran a caballo. El lugar al que me dirigía era uno en el que era difícil moverse.


No me volveré loca de dolor hoy porque todavía tengo la esperanza de salvarlo.


Cuando pasé por el bosque nebuloso, el sonido de alguien llamándome me hizo parar. Bajé de mi caballo y comencé a caminar. El bosque neblinoso se agitó y el espacio que me rodeaba cambió. Entonces, apareció un enorme cuerpo plateado frente a mí rodeado de un bosque verde.


“Sylvestera.”


El último dragón de este mundo levantó la cabeza con elegancia. Cuando se levantó, sus piernas temblaron por la presión, pero sus ojos seguían siendo suaves.


“Por fin estás aquí. Me preocupaba no verte antes de irme.”


Sylvestera ya era un dragón en el rango de Dios. Mientras se preparaba para entregar su cuerpo de dragón para renacer como dios, perdió por error su corazón. Cuando intentó recuperarlo, me llamó a esta tierra por accidente.


“¿Recuerdas el momento en que recuperaste tu corazón? Creo que tengo algo que quiero.”


Ella reconoció su error y me prometió un deseo. Aunque yo deseaba volver a mi mundo original de inmediato, ella no podía concederme ese deseo porque eso significaría perder su corazón de nuevo. Una vez le guardé rencor a esta dragon. La odiaba y odiaba por no ser responsable de los problemas que me causaba. Pero eso estaba bien ahora.


“Tengo un deseo.”


Solía confesarse conmigo varias veces al día. Un día me molestaron tanto sus confesiones que le pregunté por qué repetía algo tan insignificante.


Esto es lo único que puedo hacer.


Un día, toqué accidentalmente su cuerpo. Le dirigí una mirada de desprecio y él me dirigió una de desgana. No oculté mis sentimientos y él se sintió herido por ello. La confesión de Noah me hizo gritar de frustración.


¿Qué hay de bueno en mí?  


Cuando sonríes, veo hoyuelos, manos cálidas, una voz agradable que me habla…


Siguió respondiendo a mi pregunta retórica hasta que le pedí que parara. Sus palabras, llenas de emociones tan profundas y puras para mí, eran tan pesadas que volví a huir.


Lo he arruinado para satisfacerme por cosas insignificantes. A juzgar por la novela original, era obvio que mi influencia lo hizo morir en lugar de regresar sano y salvo.


Probablemente se habría reído y me habría regalado una sonrisa de alivio; sin embargo, no hubo risas cuando llegó el momento. Siempre me mostraba una sonrisa brillante y ahora era el momento de devolverle una. Avancé un paso y me limpié las lágrimas con un puño.


“Por favor, hazlo feliz.”


“Noah Arthur Blaze, ¿quieres decir que quieres que lo salve de la muerte?”


“Sí. Quiero hacerlo lo más feliz que pueda.”


“Esto puede ser diferente a tus expectativas, ¿estás bien con eso?”


Si él era feliz, por supuesto que estaría bien. Para salvarlo, haría cualquier cosa.


“Cualquier cosa está bien.”


“Entonces buena suerte.” Ella se acercó a mí con su enorme mano y sus afiladas garras comenzaron a emanar una luz roja. Al mismo tiempo, mis dos oídos escucharon un grito desgarrador y me doblé de dolor, la sangre goteaba en el suelo.


“El tiempo volverá a empezar desde el principio. Haz tu propia felicidad junto a tu hombre.”


Finalmente, perdí la conciencia ante esa voz compasiva.


Capítulo 1: El santuario del santo.


Estaba curioseando en una librería cercana a mi casa para un encargo cuando encontré un libro con un adorno rojo. Pensé que era un libro de arte, pero el título del libro era <El nacimiento del héroe.> Por curiosidad, leí lentamente las primeras páginas del libro. Era más interesante de lo que pensaba, así que lo compré y volví a casa.


<El nacimiento del héroe> era una historia más cercana a un mito que a una novela, pero seguía siendo divertida. Las pruebas a las que tuvo que enfrentarse Noah y el amor entre él y Roselle me emocionaron.


Pero entonces surgió un problema que me hizo pensar que estaba perdiendo la cabeza. El cristal rojo incrustado en la portada brillaba con luz roja. El libro era en realidad el corazón de Sylvestera. Fui arrastrada a su mundo porque tenía su corazón en la mano. Me puso en el cuerpo de la heroína, Roselle, y nuestras almas se intercambiaron para que Sylvestera pudiera recuperar su corazón.


La cara de Noah fue lo primero que vi cuando abrí los ojos, lo que me hizo ponerme nerviosa.


“¿Estás bien? Cálmate.”


Mi cuerpo estaba helado después de estar tanto tiempo en el agua. En cuanto se dio cuenta de que tenía frío, me abrazó con su cuerpo cálido. Su mano caliente golpeó suavemente mi espalda para que pudiera expulsar el agua. Había pétalos de colores flotando y pequeñas hojas de hierba en el borde del agua. El sonido del agua cayendo detrás de mí se oía continuamente. Todo era como aquel día.


“Ah…”


Una mano cálida se acercó inestablemente a mi boca. Como le preocupaba que me ahogara, me miró a la cara con actitud cuidadosa. Su rostro parecía más afilado mientras me apartaba el cabello de la cara.


‘Noah.’ Me dejé caer frente al héroe de la novela.











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