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“¡Athanasia!”


En ese momento, no sabía por qué había gritado su nombre.


Sin embargo, cuando sonrió levemente, en el momento en que su rostro desapareció en el torbellino blanco, parecía que no podría soportar sin decir su nombre.


Pero su voz no llegó a nadie y solo hizo eco en su boca.


Después de que desapareció aquella que vestía un vestido blanco como la nieve, todo lo que quedó fue una imagen borrosa como la neblina antes del amanecer.


Los ojos de Claude se entrecerraron con frialdad.


‘¿Qué diablos era esa expresión que acababa de ver?’


Cuando Athanasia se apartó de él y recordó su sonrisa, un rincón de su corazón se apretó sin ninguna razón.


El calor que se había escapado de su mano se reveló en su corazón.


Un inexplicable sentimiento de inseguridad comenzó a invadir las profundidades de su cuerpo.


Por esa razón, Claude no se dio cuenta de que el Duque Alfierce estaba junto a él.


“Majestad.”


Sus ojos agudos se deslizaron hacia donde escuchó la cortés llamada.


“Lo saluda Roger Alfierce, Gloria y Bendiciones al Sol de…”


“Basta.”


Claude impidió que el Duque Alfierce terminara sus saludos. No tenía ganas de aceptar un saludo innecesariamente largo. Roger Alfierce continuó con una sonrisa, aunque no podía ignorar su mal humor.


“Es un alivio saber que la princesa Athanasia ya hizo su debut.”


Ante sus palabras, la mirada de Claude se trasladó una vez más en la búsqueda de la ola de encaje blanco. Pero entre las bailarinas, la chica que estaba buscando no estaba a la vista.


“Cuando la vi por primera vez, era tan pequeña y joven.”


De repente, un rincón de su corazón latía con fuerza.


Fue la sensación que sintió hoy al ver a la niña con un vestido blanco en el Palacio Esmeralda, y también fue la sensación que sintió por momentos frente a aquella niña, la cual creció indicándole que el tiempo pasaba.


La niña que solía mover sus manitas hacia él, creció un año más, hasta que se convirtió en una joven, lista para debutar.


“Todos se sorprendieron porque Su Majestad escoltó a la Princesa en persona. Fue realmente sorprendente verlos juntos, se veían realmente bien…”


‘Al principio, pensé que prefería que desapareciera de mi vista…’


“Siempre es admirable ver el amor de Su Majestad por la Princesa Athanasia.”


Ahora, era difícil imaginar una vida diaria sin esa niña. Dijo que no sabía cómo tratar con aquella niña y que incluso estaba bien si desaparecía, pero… ¿era realmente así?


Lo que era aún más sorprendente es que a medida que pasaban los días, el arrepentimiento crecía en su corazón. El hecho de que solo supo cómo era aquella niña solo después de los 5 años.


Era extrañamente triste y se sentía arrepentido de los años que perdió.


“Si Su Majestad hubiera tenido otros príncipes o princesas, de seguro los habría cuidado como lo hace ahora con la Princesa Athanasia.”


Claude se rió de las palabras de Roger Alfierce, que se frotó la cabeza antes de responder.


“Otro príncipe o princesa, sería algo realmente inútil.”


“Pero serían su familia…”


“¿Tienes la afición de hacer comentarios estúpidos?”


Cuando el joven Emperador habló con frialdad, el Duque Alfierce mantuvo la boca cerrada. Aún quedaban vasallos a los que molestaba el asiento vacío a su lado, preguntando cuándo tomaría una Emperatriz, y le recordaban su deber como Emperador.


Por supuesto, Claude tenía una fuerte determinación e ignoraba sus palabras.


Sin embargo, no se sorprendió por la insistencia de algunos nobles. Y mientras estuviera vivo, no tendría más niños en el futuro.


“El futuro es impredecible.”


“No, no hay tal cosa.”


Claude afirmó sin dudarlo mientras miraba el cabello platino que finalmente encontró balanceándose en la distancia.


“A menos que ese niño sea partido en dos.”


Roger Alfierce ante esas palabras inquebrantables que no parecían abiertas a discusión. En raras ocasiones, se quedó sin palabras por completo.


“¿Es eso así?”


Mirando cuidadosamente la cara de Claude, reflexionó sobre algo por un breve momento, luego se acomodó y dijo:


“Su Majestad. Esta vez, mi sobrina también hará su debut con la princesa. ¿Puede saludarlo después de que termine esta canción?”


“Aquella niña… ¿Te refieres a la niña que ha cuidado la Casa Alfierce todo este tiempo?”


“Sí. Desde muy pequeña, es la niña que los Alfierce estamos cuidando.”


“Es el tipo de niño que Alfierce cuida como si fuera suyo. Lo he estado pensando durante un tiempo, pero es interesante, el cómo la cuidas tanto.”


Claude lo miró, sin calidez, miró como si tratara de arrancar las entrañas de Roger Alfierce.


El Duque Alfierce sintió un escalofrío en el estómago por un momento ante la fría mirada. Pero si vacilaba así, el nombre Alfierce se sentiría humillado.


“Originalmente, una niña de la misma edad que una princesa tiene un lado delicado como una artesanía de vidrio, por lo que hay un límite para cuidarla con los ojos de un adulto. ¿No estaría encantada la princesa Athanasia si tuviera un amigo de su mismo género y edad?”


Se encendió, recordando el primer baile de Claude con la princesa Athanasia en medio del tumulto de la multitud.


“Quizás incluso si no lo expresa, la princesa definitivamente se siente sola.”


“¿Sola?”


Ante esas palabras, las cejas rectas de Claude se crisparon.


Roger Alfierce dijo sin perder el tiempo.


“Una princesa que es tan madura e inteligente. Por favor disculpe mi atrevimiento, pero ¿No cree que necesita un amigo para compartir sus pensamientos? Por supuesto, incluso si ella no se lo menciona, es algo que Su Majestad sabe naturalmente acerca de la Princesa.”


Por alguna razón, ante esa voz tranquila, Claude se sintió incómodo gradualmente.


Así que le dió a Roger Alfierce una mirada fría y dijo con sarcasmo:


“Incluso si no lo hace, la Princesa podría tener todo lo que quisiera tan solo con mencionarlo, no quiero seguir escuchándote no me dejas escuchar la música, así que vete por el día de hoy…”


“Es una historia que quizás sea un poco molesta, pero creo que la Princesa debería…”


“No creo que lo entiendas. No quiero que interrumpas el tiempo que paso con mi hija.”


Y Claude se convirtió en un témpano de hielo con esas sencillas palabras.


Dejando atrás a Roger Alfierce, avanzó.


Felix, que había estado parado allí todo el tiempo, silenciosamente siguió la espalda de Claude dejando ahí al Duque.


La música estaba en su apogeo.


En medio del estruendoso rugido, Roger Alfierce pudo recobrar el sentido sólo después de que hubieran transcurrido unos momentos.


“Jajaja~ Esto es cierto, siento que ni siquiera reconocí el cordón de cobre dorado que estaba justo frente a mí.”*


*Hace referencia a que no supo reconocer la situación acerca de sus sugerencias de amigos sobre la Princesa a Claude.


Él Emperador Claude y la Princesa Athanasia, todo en ellos es una gran sorpresa.


En particular, Claude parecía convertirse en una persona completamente diferente cuando se trataba de asuntos sobre la princesa Athanasia. Mientras miraba a su alrededor, el sonido de chillidos aún ahogado se cubrió con la música y le hizo cosquillas en los oídos.


Bueno, ¿quién no se sorprendería? Es bastante sorprendente que la princesa Athanasia, que estaba envuelta en un velo protector hasta ahora, apareciera escoltada por la mano del Emperador Claude, ni más ni menos.


Eran como un cuadro.


Debido a que se veían bien juntos, la gente los veía bailar desde lejos mientras suspiraban.


Y mientras tanto, en el momento en que Claude le sonrió a la princesa, la gente estaba en estado de shock y no tuvo más remedio que contener el aliento.


‘¡Ese Claude’ estaba sonriendo! ¡Podía hacer una cara tan amable como esa!


Su sorpresa culminó en el momento en que Claude le habló a la princesa Athanasia en un tono cortés y amable y pronunció la palabra “Bonita”.


Al principio, la gente dudó de sí sus oídos estaban bien, y luego, vergonzosamente miraron a la princesa Athanasia y se dieron cuenta de que la voz que acababa de pasar por sus oídos no era una alucinación auditiva.


El Duque Alfierce se rió a la espalda de Claude, que había desaparecido por completo.


Pensó que el cebo* que tenía ahora era solo una cuerda dorada que llevaría a Alfierce a un lugar más alto, pero su confianza había ido disminuyendo poco a poco a lo largo de los años.


*Se refiere a Jeannette.


Fue porque sus dos ojos vieron claramente que el amor de Claude por la Princesa Athanasia se hizo más fuerte a medida que pasaba el tiempo.


Roger Alfierce lo notó. Sabía que no tenía oportunidad ahora. Al menos, lo que tenía Alfierce, no era valiosos para Claude de ninguna forma.


“Padre.”


En ese momento, escuchó una voz que lo llamaba desde un costado. Ahora era su hijo Ijekyel, que tenía un color ojos similares a los de él.


“Esto, el afecto de Su Majestad por la princesa Athanasia es más especial de lo que pensaba.”


Roger Alfierce al final encontró sus palabras, pensando en la princesa que se mezclará entre las chicas con vestidos blancos.


Era un regusto agridulce, pero por alguna razón Ijekyel sonrió levemente.


“Tiene que ser así.”


La atmósfera que emanaba de esas palabras era bastante sutil, por lo que el Duque Alfierce volvió la cabeza hacia su hijo.


“¿No has visto a Su Majestad sonreírle a la princesa?”


De hecho, eso era correcto. Cualquiera que presenciara esa escena, habría creído imposible el trato que el Emperador le daba a la Princesa Athanasia, siempre y cuando nadie fuera un idiota.


Roger Alfierce lo notó al pasar los años, pero aun así creyó que tendría que comprobarlo.


Dado que había algo que vieron y oyeron al verlos a los dos en persona, pensó que era una suerte que no haya presentado a aquella chica antes Su Majestad todavía.


“¡Ijekyel!”


Gritó el nombre de su hijo, que está tomando los ojos de cada una de las chicas que estaban presentando su debut, sino también de las otras mujeres en este momento.


“¿Sí padre?”


Ijekyel, que estaba vestido con túnica y estaba de pie pulcramente, se ha convertido en un chico espléndido, haciendo que el corazón de Roger Alfierce se ponga nervioso.


“Eres el hijo de la casa Alfierce, pero independientemente de tu nombre, eres un niño que todo el mundo no puede evitar codiciar. Yo te crié de esa manera y has crecido más allá de mis expectativas.”


Y eso estaba bien. Así que no había nada de qué preocuparse.


“¿Harías algo por mí? Si es así, necesitaré de tus capacidades y cualidades hijo mío.”


La música en el pasillo subía sin cesar como si fuera casi el final.


Ijekyel no respondió, en cambio, sus ojos parecían confundidos.


Pero Roger Alfierce creía que su hijo que nunca había desobedecido su voluntad no volvería a decepcionarlo esta vez.


Un remolino blanco, acompañado de una tranquila tormenta, se balanceaba suavemente ante sus ojos.


* * *


La luna fuera de la ventana brillaba.


Lucas apartó la mirada de la luna que había estado mirando durante un tiempo. Luego, a la luz de la luna, me pregunté si la cara blanca que estaba allí llenaría su visión. Al mismo tiempo que el sonido de una respiración uniforme, como en un sueño profundo, le rozaba los oídos, ahogaba sus palabras.


“Está bien.”


De hecho, había tenido problemas durante un tiempo.


En el pasado, se hubiera decidido tomar una decisión de una vez sin ser tan lento como ahora, cuando vio aquel rostro que estaba dormido sin conocer el peligro del mundo, por alguna razón, surgió otra vacilación sin respuesta.


Fue jodidamente ridículo.


No había nada que no hiciera lo que su corazón deseara, y no había nadie en la torre negra que le bloqueara el camino.


Nadie se opondría ante él.


“¿Debería dejarla sola?”


Sin embargo, si lo hacía, existía una gran posibilidad de que la chica frente a él muriera pronto.


Aunque se dijo que logró controlar la fuga de su magia hace unos años, no era permanente, por lo que Lucas había estado atrapado junto a esta niña durante muchos años, y había estado siguiendo amablemente a esta niña.


Era el trabajo de estabilizar la magia desbordante cada vez que no encontraba un lugar adonde ir y lo contactaba cada vez que estaba en esa situación. Entonces, tal vez incluso ahora, si él le da la mano y se va de este lugar, esta chica moriría en unos días.


Lucas se sentó en una silla al final de la cama y miró a la niña dormida.


Los ojos rojos que brillaron intensamente en la oscuridad, por un momento, con un brillo frío y poco masculino apareció para luego disminuir lentamente.


De hecho, por todas las demás razones, decidió quedarse con esta chica, solo porque le parecía divertido.


De hecho, la niña no estuvo a la altura de sus expectativas, por lo que en los últimos años ha tenido bastantes días aburridos.


Aunque él siempre fue amable con ella…


Lucas extendió su mano hacia la niña dormida. Tenía el cabello platino en su mano, que todavía era juvenil porque mantenía su apariencia anticuada para que coincidiera con la chica frente a él.


En sus ojos, por un momento, por un breve momento, pareció que la luz se había vuelto negra y luego regresó a su estado original.


“Creo que puedo quedarme a tu lado un poco más…”, se dijo Lucas, mirando a la mujer morena que dormía como una niña de 14 años.*


*Recordemos que Lucas conoce la verdadera identidad de Atthy.


‘¿Tendrá unos veinte años?’ Era la edad que Lucas podía vislumbrar en ella.


Una mujer misteriosa que proyecta su figura sobre esta chica fuerte.


“Sí.”


El cuerpo de la niña se agitaba y giraba como si estuviera a punto de quedarse dormida ante el tenaz toque de su cabello.


Aun así, en lugar de apartar las manos, Lucas le pasó las manos por el cabello color platino que le hacía cosquillas en la frente redonda, que estaba ligeramente arrugada. Después de un rato, como si hubiera vuelto a quedarse dormida profundamente, la frente ligeramente arrugada de la niña se enderezó.


‘Está bien tener un poco más, supongo…’


Lucas decidió, sin embargo, se recordó a sí mismo una vez más que él era quien un día se iría. Al momento siguiente, solo estaba la luz de la luna en el crepúsculo donde estaba sentado.


* * *


Roger Alfierce estaba levantando la voz mientras desbordaba sus frustraciones en todas las direcciones.


“No te muevas solo hoy. ¿Qué pasa si te pierdes?”


Sólo levantar la cinta que de repente cayó al suelo y perseguir a la princesa era aterrador, e incluso aparecer frente a los ojos de Su Majestad sin ninguna contramedida.


‘¿Acaso estaba loca?’


El momento en que estalló la espléndida fiesta de debutantes. Sin embargo, las chicas, que aún no han despertado del resplandor de su breve sueño, se empapan de una sensación de neblina y suben al carruaje regresando a sus respectivas realidades.


“Jeannette, ¿estás escuchando?”


“No.”


Preguntó por qué no podía pedirle una respuesta antes, pero la respuesta que llegó fue muy sorprendente.


El Duque Alfierce perdió sus palabras por un momento ante esa respuesta. Pero ya sea que el Duque Alfierce lo haya demostrado o no, Jeannette parecía estar distraída en alguna parte y ni siquiera se preocupaba por él.


Roger Alfierce tenía un rostro absurdo para su apariencia que era diferente de lo habitual, pero al final, renunció a amonestar esta anormalidad en la voz que pronto se escuchó.


“Padre, ¿no es este un día memorable también para Jeannette? Si tienes algo por lo cual regañarla, hazlo mañana.”


El Duque Alfierce volvió la cabeza con desaprobación después de que las palabras de su hijo Ijekyel golpearan sus oídos.


Después de eso, el carruaje se quedó en silencio.


Esto se debe a que la persona que hubiera tomado la iniciativa en otras ocasiones y hubiera facilitado aún más la atmósfera, ahora estaba inmersa en su propio mundo y pensando profundamente en algo. Después de un rato, los labios de Jeannette, que miraban por la ventana, se abrieron y pronunció una dulce palabra.


“Athanasia…”


Ijekyel fue el primero en responder a ese pequeño susurro.


En sus ojos que se deslizaban hacia los lados, la luz de la ventana brillaba.


El rostro de la niña se reflejó en el vidrio del carruaje.


“Eso significa que ella es mi única hermana.”


Jeannette susurró con una voz como en un sueño en la fiesta de la luz que se extendía en su visión.


Estaba pensando en una hermosa princesa que acababa de tener una buena conversación con ella en persona, cuando le entrego su cinta.


“Y…”


La persona a su lado…


Era él…


El carruaje comenzó a moverse. Las luces brillantes fuera de la ventana bailaron vertiginosamente a lo largo de su cuerpo. Mirando la luz, Jeannette pensaba en las personas con las que finalmente podría encontrarse hoy después de esperar tanto tiempo.


La corta noche que parecía el sueño de una noche de verano estaba llegando a su fin.







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