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* * *


“… ¡Mamá! Bienvenida!”


Cuando volvió a la habitación después del desagradable encuentro, la niña estaba vestida y saltando, se inclinó modestamente.


“…..”


Helia se quedó sin palabras por un momento ante la situación inmediata. A primera vista, sintió cómo que la hora del té había comenzado.


Se quedó parada porque no sabía cómo reaccionar ante esta situación similar como una casa de juegos.


“… ¡El asiento de mi mamá es este!”


Dijo la niña, señalando una mesa redonda. Era más vergonzoso no sentarse cuándo la misma Helia sacaba la silla.


Después de pensar durante mucho tiempo, no pudo resistir la mirada de la niña y se sentó.


“… ¡Risse es la protagonista de hoy! ¡Galletas y té saldrán!”


Hay algunas cosas que necesita hacer, pero mirar a la poderosa niña, hizo que desaparecieron de su cabeza.


“… ¿Cuál es el nombre de lo que quiere mamá?”


“… ¿El menú aquí es tan bueno?”


“… ¿Tienes un menú?”


“… ¡Si! ¡Risse lo ha hecho!”


Un trozo de papel apareció delante de Helia y Caligo.


Los trazos de la escritura torcida eran claramente visibles.


Una confusión se formó alrededor de la boca de Helia y luego desapareció.


La niña sonrió ampliamente, levantando la punta de su nariz, sobre lo que le hacía sentirse tan orgullosa.


“… ¡Elige un pedido y ordenale a Risse! ¡Puedes adquirirlo!”


Pensó que era la hora del té, pero Helia, se preguntó si era más un concepto de restaurante y miró a Caligo.


Se tapó la boca y giró la cabeza, sacudiendo los hombros.


Helia bajó la mirada en silencio.


Dibujó dos corazones, estrellas y nubes con lápices de colores. Mostraba su sinceridad al decorarlo con fuerza a su manera.


Caligo miró alternativamente su menú y el de Helia y frunció el ceño.


“… Risse, mí menú es un poco diferente.”


“… ¡Mi mamá tiene su propio menú secreto! Papá… ¡No lo tiene!”


“… Vaya, ¿No es demasiado?”


“… Mi papá siempre se lleva a mi mamá todas las noches. La mamá de Risse también es suya.”


“… Por eso quieres ganarte a tu madre.”


“… ¡Así es. ¡Es una belleza hecha a medida!”


Dijo Clarisse con un rostro lleno de seguridad.


“… ¿Hay algo que ocultar?”


Helia miró el menú de Caligo. Se preguntó qué tiene de diferente para decir eso.


“… ¿No es demasiado, Helia?”


Dijo Caligo, sacando su menú y mostrándoselo a ella.


La letra torcida no mostraba ningún signo de esfuerzo por ser escrito con belleza. El menú era bastante simple, y sobre todo, no había ningún patrón de colores.


“… Bueno.”


Era una clara diferencia que no podía permitir cubrir a la niña.


Helia guardó silencio y volvió a mirar el menú.


Helia lo miró con ansiedad.


“… Caligo.”


 “… Sí.”


“… ¿No es… por qué no les gustes, no te odia ni nada?”


La sutil expresión de Caligo ante su pregunta ahogada, hizo que se tragara una risa.


“… Esto es sólo una broma. Estoy siendo discriminado porque quiere quedar mejor contigo.”


“… ¿Estás de acuerdo con esta broma discriminatoria?”


‘¿En qué lado de la niña cree?’


Si alguien le hubiera hecho esto a Helia sin decírselo, primero se habría asustado.


Especialmente, si era una persona con la que tenía una buena relación, y si cambia así, ella se sentiría ansiosa primero.


Pero él tenía una expresión como si no hubiera pasado nada. Como si supiera que todo esto es una broma.


Era muy extraño para Helia. Normalmente, estas cosas sólo eran posibles cuando había confianza entre las personas.


“… Sé que es una broma.”


Caligo respondió con una sonrisa.


“… ¿Cómo lo sabes? ¿Hay alguna forma de distinguirlo?”


Ante la pregunta de Helia, Caligo la miró lentamente.


Guardó silencio por un momento y se rió en voz baja.


“… Helia.”


“… Sí.”


“… ¿Vamos juntos a saltar allí?” Dijo Caligo, señalando la ventana.


Helia abrió mucho los ojos por la sorpresa.


“… No, no bromees. ¿De qué estás hablando?”


“… Es cierto, estoy bromeando. Siento que haya sido un poco irritante. Pensé que Helia reaccionaría si la estimulaba así.”


Helia hizo una pausa.


“… Es solo que si sabes muy bien lo que la otra persona no hará. Descubrirás que es solo una broma.”


“…..”


“… Al igual que Helia sabía que esto no era de lo que estaba hablando.”


Helia cerró la boca como si lo entendiera.


Giró la cabeza y suspiró.


“… Pero este tipo de broma es un poco…”


“… ¿¡La orden está todavía muy lejos!?”


Mientras Helia y Caligo continuaban su conversación, Clarisse, que no podía verlos, los bloqueó saltando.


“Oh…”


Sólo entonces Helia vio a la niña.


Al ver la expresión enfurruñada con sus mejillas hinchadas, sentía que tenía que decir algo rápidamente.


“…Té de romero y…”


Helia miró varias veces el menú marcado con asteriscos rojos y amarillos.


El menú de postres era variado, pero sólo eso era especialmente grande y notorio. Cualquiera puede decir que si no ordena eso, habrá problemas.


“… Ésto, “Galleta Risse”…”


La niña, que esperaba el pedido nerviosa, sonrió ampliamente.


Para ser la anfitriona de la fiesta del té, parecía más bien una camarera de restaurante, aunque Helia se esforzó por mantener la boca cerrada.


“… ¡Sí! ¿Quieres pedir Galletas de Risse?”


“… De acuerdo, ¿Me das esto?”


“… ¡Está bien!”


No sabe qué demonios es la Galleta Risse, pero Helia la pidió por el momento.


“… ¿Debo preparar algo más?”


Mientras pensaba durante un rato, Caligo también dio la vuelta al menú y lo tapó.


“… Tomaré lo mismo, señora organizadora.”


Caligo parecía haber decidido seguir el juego de Clarisse.


“… No lo haré.»


A diferencia de Helia, Clarisse se mostraba inflexible con su orden.


“… ¿Qué?”


“… No lo haré. Traeré la Galleta de Risse a una persona.”


“… Es injusto. No estaba en mi menú.”


Caligo se quejó.


Pero Risse sacudió la cabeza con firmeza.


“… Jajajajaja”


La risa de Helia finalmente estalló al ver la mirada insatisfecha de Caligo y la mirada aguda y decidida de Clarisse.


Se tapó la boca tarde, fue después de que un pequeño sonido ya había salido.


“… La forma en que sonríes…”


Caligo abrió la boca con una expresión ligeramente en blanco en su rostro.


“… Siempre estás aturdida.”


Diciendo eso le tomó la mano y le besó el dorso de la misma


Helia endureció un poco su expresión y giró la cabeza.


“… Ahora regreso.”


La niña captó la indirecta y se escabulló.


Era obvio que quería volver pronto, dados los urgentes pasos ocasionales.


“… ¿Cómo puede intentarlo una y otra vez?”


Murmuró Helia mientras miraba la espalda de Clarisse que se alejaba por el hueco de la puerta cerrandose lentamente.


“…Pensé que la había lastimado definitivamente.”


Nunca la llamó por su nombre. Nunca la había abrazado y tocado como es debido.


‘¿Se puede decir que tocó a la niña?’


Si Helia fuera una niña, se habría rendido de inmediato. Porque era una persona más acostumbrada a la resignación que a las expectativas y era más fácil rendirse que desafiar.


“… Cuando el zorro negro entró por primera vez en la mansión por error. La mordió y la arañó mucho.”


“… ¿De verdad?”


“… Sí, no le dió un respiro durante casi dos meses. Sin embargo, todos los días, tres veces se dirigía a la casa del zorro.”


“…..”


“… Después de unos cuatro meses apareció con un zorro negro en sus brazos . En realidad, todavía está en la mansión, ni siquiera lo sabía.”


Dijo Caligo encogiéndose de hombros. Helia asintió ante la voz.


“… Tiene una gran perseverancia.”


“… No sabe cómo rendirse. Siempre consigue lo que quiere.”


“… ¿Qué pasa si no lo consigue?”


Por primera vez, sufrirá una pérdida.


No importaba cuántas veces volviera a mirar, no tenía valor para tocar a la niña, calmar a la niña que lloraba, o para susurrarle al oído que la amaba.


“… Va a llorar.”


Dijo Caligo con firmeza.


“… Ya veo.”


“… Y se levantará y lo intentará de nuevo. Eso es todo.”




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