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 —Caville, no es así…


Elody se sorprendió y se agachó de donde estaba posicionada.


Fue aún más vergonzoso porque pudo notar el malentendido que Caville había interpretado.


—Es un malentendido, Caville.


—…… ¿Qué quieres decir con un malentendido?


—Caville…


Elody lo miró con ojos ansiosos.


Theodore todavía se volteó hacia los dos que estaban discutiendo, aunque no era realmente una discusión, además, él estaba observando qué tan cerca estaban uno del otro.


—Caville, entra a la habitación… vuelve y duerme… ¿Sí?


—……


Ante las súplicas de Elody, Caville le dio lo empujo del cuello a Theodore.


—Ha……


Theodore jadeó y miró a Caville, y Elody miró a Theodore, quien le dijo que lo sentía.


Caville tomó la mano de Elody, prometiéndole un buen futuro juntos. Su esposa era más importante que él ahora.


Los dos se dirigieron hacia el castillo principal, tomados de la mano con fuerza. Aunque a primera vista, Elody parecía haber sido arrastrada.


‘Eres un loco…’


Theodore chasqueó la lengua, recordando los ojos de Caville, que estaban llenos de ira.


Fue un momento de un sentimiento de ira intensa y profunda, tan temible….


No podía creer que sólo por un acto tan pequeño como tomarle la muñeca, fuera causa de su arrebato de niño celoso.


Theodore sonrió un poco.


Los dos hombres eran conscientes de lo que ocurría en la relación de Caville y Elody. En otras palabras, significaba para Theodore que el duque se aferra unilateralmente a la duquesa.


Bueno, entonces él tenía una oportunidad.


***


—Ahora, espera un minuto…


Elody, que iba de la mano con Caville, se detuvo, incapaz de alcanzar el paso demasiado rápido de él.


—……


La miró con ojos fríos.


Luego, sin dudarlo, sostuvo a Elody en sus brazos, llevándola como una princesa.


— ¡Caville!


Subió las escaleras, abrazando a Elody suavemente.


El lugar donde llegaron los dos fue la habitación de Caville, donde dormían juntos cuando eran pequeños.


El sitio donde las dos personas habían vivido juntas cuando eran jóvenes.


Con la puerta cerrándose, Caville bajó a Elody. Luego deambuló, cubriéndose la cabeza con confusión.


—Caville…


Caville estaba confundido. Era difícil saber cuál era ese sentimiento que le había carcomido la cabeza hasta ahora.


No era suficiente decir que era sólo ira.


— ¿A dónde ibas?


Como si se hubiera calmado, Caville volvió su cuerpo hacia ella y preguntó.


Erguida en donde se encontraba, Elody vaciló desconcertada.


Y luego dijo lo primero que se le vino a la mente:


—… Se supone que no debo estar aquí, Caville. De hecho, debería haberme ido antes de que regresaras del campo de batalla…


Caville se acercó lentamente a Elody. Las comisuras de su boca se elevaron peligrosamente.


Fue una sonrisa torcida.


—Mientras luchaba por sobrevivir en el campo de batalla, mi esposa se preparó para huir.


Él la había malinterpretado.


— ¿Entonces la nota era sólo una excusa y no volverías?


—….. Caville, no, no es eso.


La gran mano de Caville se envolvió alrededor de la cintura de Elody. Ante el contacto vergonzoso, ella se sorprendió y lo miró a los ojos.


Las comisuras de la boca de él estaban hermosamente levantadas, pero los ojos del mismo ardían con furia.


—Caville…


Los ojos rosados ​​de él se pusieron rojos. Estaba conteniendo su ira como un estallido de sangre.


— ¿Estás teniendo una aventura? —Habló con rigidez, como de costumbre.  


Theodore fue el objeto de ira de Caville.


Habían pasado menos de siete días desde que el templo llegó a su territorio.


En tan poco tiempo, le estaba preguntando con los ojos a Elody sobre su relación con Theodore, y ella trató de poner excusas para resolver el malentendido.


Pero la cara de Caville tenía una expresión tan fría…


Elody pensaba que se sentía lo suficientemente cerca de él como para que sus labios se tocaran en un instante.


Empujó lentamente el cuerpo de Caville.


Contrariamente a lo esperado por ella, el cuerpo de Caville cayó fácilmente.


Elody suspiró.


Era hora de que Caville fuera honesto.


—No me ocurre nada con Sir Theodore, no hay nada de lo que preocuparse.


—… Creo en tus palabras.


Caville tampoco sospechaba realmente de Elody.


Sin embargo, en el momento en que vio los ojos de Theodore hacia ella, no pudo evitar no malinterpretarlo.


Tendría buenas razones para dudar, sino fuera su esposa.


Elody habló con calma.


—Y pensé… Que quería irme, que me iba a escapar como dijiste. Pero sólo pensé que tendría que dejar el castillo por unos días…


Había perdido la razón en algún momento.


En un instante, quiso irse por unos días debido al miedo.


Pero después de escuchar la historia del templo, Elody iba a regresar a su habitación tranquilamente.


Porque si estaba fuera, había un mayor temor de que ellos pudieran incluso matar a Caville si ella se llegaba a ir.


—Aquí estás…


—…….


—Esta es nuestra casa, y el lugar en que te encuentras, esposa.


Los ojos de Caville estaban agitados. Había una mezcla de emociones desconocidas en sus pupilas.


Al leer las misteriosas emociones que desprendía, Elody sacó lentamente sus palabras guardadas para él:


—… Divorcio, prepara los papeles del divorcio. Caville.


Hubiera sido mejor divorciarse primero y luego cuidar el templo. En estas condiciones, la princesa Larissa y Caville también se sentirían incómodos.


—… ¿Por qué?


Pero Caville le preguntó como si no pudiera entender sus palabras.


—Es que la Princesa Larissa y…


— ¿Por esa mujer?


‘Matrimonio…’


Caville miró a Elody a los ojos.


Como para leer la mente de Elody a través de esa mirada. La frente de Elody estaba arrugada. Sintió que la conversación estaba yendo mal. Tenían presente en la mente cosas diferentes.


Algo parecía estar mal.


—Porque tienes que casarte con la princesa Larissa…


Los pensamientos de ambos estaban fuera de lugar, malentendidos.


Elody ya pensaba que los dos eran cercanos.  Caville, que no sabía la verdad, estaba avergonzado.


Ella también estaba avergonzada.


—No tengo la intención de divorciarme de mi esposa… Aún si muero, aún si tengo un cuchillo clavado en la garganta, nunca sucederá.


— ¿Caville?


—Dijiste que me amabas.


Elody lo miró con ojos desconcertados. Antes de darse cuenta, los ojos de Caville estaban húmedos.


Las lágrimas brotaron de sus ojos.


—Yo…


—Te dije que te amaba.


Elody estaba confundida. ¿Qué diablos estaba pasando?


Caville no parecía tener ninguna intención de casarse con la princesa Larissa.  Significaba que los dos no eran amantes.


Pero eso no era lo que rondaba en la mente de Caville.


Elody no lo entendía porque la escena principal del encuentro entre la protagonista femenina, es decir, la heroína, junto con Caville, ya había ocurrido. Debían de haber caído enamorados.


Pero ahora, Caville le estaba hablando con una mirada y un tono que decía: ‘Sólo hay una persona para mí en el mundo,  y no es ella.’


Elody estaba confundida acerca de lo que Caville quería decir con amor.


Cuando era niña, solía decirle que lo amaba.


Incluso la carta hecha como consuelo.


‘Creo que esto es mi culpa.’


Elody se mordió los labios con fuerza pensando en que había creado un gran malentendido.


—Caville, te equivocas…


— ¿Qué está mal contigo?


—Yo, creo que piensas en mí como una madre o una hermana… Por eso. La sensación que estás sintiendo…


—No tengo una mamá ni hermana… No sé por qué mencionas eso cuando claramente no tengo mamá ni hermana. Porque solamente tengo a mi esposa en mi familia.


—Caville.


—No puedes dejarme y nunca volver. Porque estamos casados.


Gracias a las palabras de Elody, Caville se dio cuenta en ese momento sobre la identidad de sus sentimientos hacia su esposa.


Caville amaba a su esposa tanto como lo hizo cuando era joven.


Pero la sensación era sutilmente diferente a la anterior. No era el tipo de afecto que sólo sentiría hacia una madre o una hermana, como ella dijo.


Esta sensación de fuego ardiente no podía ser así.


—……


Caville miró en silencio al rostro de Elody. Su corazón latía con fuerza al ver sus suaves mejillas, sus labios rojos y sus propios labios.


Estaba enamorado de su esposa.


—Caville, tú y la princesa Larissa están destinados a estar juntos.


Pero las palabras de los hermosos labios fueron crueles. Caville quería morder esos labios malvados por impulso. Pero pronto, reunió y ordenó todos sus pensamientos en su mente y respondió.


—Mi persona destinada es mi esposa.


La respuesta fue firme.


En caso de que se lo preguntara, ella confesó que Caville y la princesa Larissa estaban destinados.


Y por la respuesta de Caville, Elody ciertamente podría saberlo.


Algo andaba mal.


Ha pasado mucho tiempo desde que se arruinó la historia. Se dio cuenta del hecho demasiado tarde.


Esa noche, Elody volvió a su habitación y Caville se sentó en el suelo del pasillo y se quedó despierto toda la noche con los ojos abiertos.


Esto se debía a que tenía miedo de que su esposa cambiara de opinión y volviera a escapar.


No pensó que funcionaría realmente. No podía estar en una habitación separado de ella.


He estado usando habitaciones separadas hasta ahora porque mi esposa se siente incómoda conmigo, pero era extraño pensar en eso. Cuanto más incómodo era, más cerca estaba de compartir la misma habitación.


Además, estaban casados. Y ama a su esposa.


Pero Caville lo sabía. Que el corazón de Elody no tenía el mismo sentimiento que el suyo… Caville recordó lo que le dijo su esposa anoche.


“—Caville, tú y la princesa Larissa están destinados a estar juntos.”


Quería creer siempre todo lo que decía su esposa, pero esto era una excepción.


La ira surgió. ¿Por qué la princesa no tiene otra persona destinada?


Si realmente era el destino, Caville cambiaría el destino sin dudarlo.


—Oh, ¿mi señor…?


Temprano en la mañana, Marie, que se dirigía a la habitación de Elody, se sorprendió al ver a Caville sentado en el pasillo.


— ¿Qué hace aquí?


—……


Finalmente era de mañana.


Caville se levantó con parpadeando sus ojos rojos.


Y se fue a su habitación sin contestar.


Después de lavarse con agua fría, Caville se cambió de ropa y fue el primero en visitar al Conde DaFore y la Princesa Larissa.


******


“— ¡Princesa! ¡Su señor la busca!”


“— ¿Qué?”


Ante las palabras de Carolina, Larissa se miró al espejo en un ataque de asombro.


— ¡Te ves hermosa sin dudarlo! ¡De prisa y vaya, princesa!


—…Bueno.


La princesa Larissa abrió la puerta, calmando su corazón palpitante.


Delante de la visita, sin embargo, estaba el cconde de DeFore preocupado, junto con el duque de Cernoir.


— ¿Conde de DeFore…?


— ¿Qué……?


La princesa Larissa miró al conde DeFore con asombro.


Y por encima de su cabeza, la voz de Caville se escuchaba ronca.


—Invitados, Princesa Larissa… El conde DeFore y los demás, les pido por favor que regresen hoy al Palacio Imperial.





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