Elody estuvo aturdida por un momento y no pudo moverse por unos segundos.
— ¿Puedo matarla, señora? —Fue gracias a las palabras de Heinz que se despertó del shock.
La última vez, quién lo dijo… ‘¿Era eso característico de los Caballeros de Cernoir?’
Elody apenas respiró y respondió.
—No, espera un momento.
— ¿Señora, está bien? —Lord Solar ayudó a Elody. Después de que Elody asintió, se acercó lentamente a Arianne.
— ¿Srta. Arianne?
—Sí, Duquesa…
—Deberíamos torturarla
Frustrada por las palabras de Heinz, Arianne se arrodilló y comenzó a suplicar.
Elody dobló sus rodillas ante su mirada y pidió.
— ¿Quién diablos es la criada que vino contigo?
—Eh, no puedo decírtelo…
Arianne empezó a llorar y se desmayó antes de que Elody pudiera hacer más preguntas.
— ¡Debe estar muerta, señora! ¿Quiere que me fije?
—…
A la pregunta de Heinz, Elody suspiró.
Elody instruyó a Sirka para que vigilara a Arianne cuando se despertara y la mantuviera bien encerrada.
Se dirigió al castillo con mucha sospecha.
‘¿Quién demonios es ella? ¿El Conde Bologne contrató a un hechicero?’
Bologne es una ciudad portuaria, por lo que algunos magos de otros continentes solían ir y venir, pero si usaban maná, Caville o Ifrit se darían cuenta.
* * *
Después de regresar al castillo, Elody preguntó dónde estaba la Srta. Arianne.
—Ha estado en la habitación todo el tiempo. Los soldados están vigilando la puerta.
Al oír la respuesta de Anna, Elody fue directamente hacia Caville. Caville estaba esperando a Elody en su oficina, haciendo su trabajo.
—Esposa, ¿ya has estado allí?
—Sí, Caville. ¿No sentiste nada extraño en el castillo?
— ¿Magia?
—Sí.
Caville arrugó su frente. Elody esperó nerviosamente su respuesta.
—No sentí nada de eso… ¿Qué es lo que está pasando, esposa?
Elody le contó lo que pasó en la cima de Rondia con una mirada confusa. La cara de Caville se oscureció cuando escuchó la historia.
— ¿Por qué no la atrapan y la encierran ahora?
—Esperemos y veamos.
‘Tal vez tiene otro propósito, así que permanece en el castillo todavía.’ Elody pensó que la doncella disfrazada de Arianne era en realidad un mago contratado por el Conde Bologne, pero no pudo sentir el maná.
‘No me digas…’
En la mente de Elody, un hombre con túnica negra que una vez atacó el castillo y pasó de largo. Un hombre extraño que abrió un portal o algo así. Cuando pensó en él, un sudor frío recorrió su espalda en un instante. El miedo que sintió en ese momento le vino a la mente, y su corazón dio un vuelco.
La posibilidad de que fuera el mismo, no podía ser ignorada.
Si fuera él, sería inútil mantenerlo en prisión. Se escapó como una niebla en ese entonces.
‘Creo que sería mejor observar la situación un poco más.’
* * *
Elody fue directamente a ver a Arianne. Después de despertarse, Ifrit bostezó en los brazos de Elody.
Caville, la siguió hasta que estuvo frente de su habitación, tenía una mirada desaprobatoria por su plan.
—No te preocupes.
Después de que Elody le habló a Cavile, abrió la puerta y entró. Si entraran juntos, sospecharía lo que pasó. Fue bueno ser lo más cuidadosos posible.
—… D-duquesa.
Cuando abríó la puerta, Arianne, vestida y sentada, saltó nerviosamente.
—…
Elody caminó lentamente frente a la mesa donde estaba sentada. Estaba comprobando su reacción.
—Mi criada, Isabella, se ha ido, Duquesa.
Arianne juntó sus manos con una cara nerviosa. Estaba lista para llorar. Elody miró de cerca a Arianne, frunciendo el ceño.
Para ser honesta, era difícil de distinguir porque parecía que era la misma Arianne que antes.
— ¿No han secuestrado a Isabella…?
— ¿Por qué crees eso?
—En realidad… Antes de huir, Isabella robó una de las cosas de mi padre…
— ¿Una cosa?
—Sí… Parecía ser la favorita de mi padre… Pero no me lo dijo por mucho que le pregunté.
‘¿Era un artefacto?’ Elody comenzó a confundirse. La Arianne delante de ella era exactamente lo que había visto hasta ahora. La forma en que habla, el tono de su voz, la expresión facial. Más bien, era la Arianne, que vio en la cima de Rondia antes, era sospechosa.
‘¿La verdadera Arianne está aquí?’
—Bueno, ¿Qué debo hacer? Si mi padre viene a buscarme… Podría matarme.
—… Todo estará bien.
Elody trató de tranquilizarla. Pero su cabeza daba vueltas. Hasta el punto de marearse, después de salir de la habitación, Elody ordenó a los soldados que vigilaran la puerta.
Mientras esperaba, Caville se dirigió a su oficina con Elody.
—Ifrit, ¿no sentiste nada especial?
—Bueno… No siento ningún maná.
La respuesta de Ifrit le complicó la mente todavía más.
— ¿Qué tal en la cima de Rondia?
—Había tantas drogas mágicas y artefactos… Que tenía sueño y no puedo recordar.
—Eso no me sirve de nada.
Caville chasqueó la lengua ante la respuesta de Ifrit. Ifrit entrecerró los ojos ante las críticas en su contra.
—Primero, iré al laboratorio y veré si falta algo.
—De acuerdo, esposa.
* * *
Al final de la tarde.
Arianne, que había estado encerrada en la habitación todo el tiempo, miró por la ventana a través de las cortinas.
—…
El invernadero de la Duquesa se veía a través de las cortinas. Arianne apretó su puño con fuerza. Sentada en la cama otra vez, se alisó el collar alrededor del cuello. Había cambiado de Arianne a Larissa en un abrir y cerrar de ojos.
—No puedo respirar…
Ese collar era un artefacto especialmente hecho para ella por el sumo sacerdote. Al igual que las reliquias de sus padres que salvaron la vida de Larissa, eran artefactos con antiguas propiedades mágicas.
Era magia que podía cambiar la apariencia de la persona si recordabas a la persona que querías. Sin embargo, la memoria detallada era muy importante porque todo dependía de la memoria para que funcionara bien. Larissa recordó la conversación que tuvo con el sumo sacerdote de llegar ahí.
“—Este artefacto sólo puede ser usado por aquellos que no tienen mana de la naturaleza o poder divino.” —Dijo el sumo sacerdote y entregó el collar.
Larissa dijo con manos temblorosas, tomando el collar:
“— ¿Puedo pedir prestado este precioso objeto?”
“—Sí, es algo que debe cumplir con la misión de Dios.” El sumo sacerdote se rió amablemente. De hecho, era un artefacto raro que nunca había confiado a nadie. Sin embargo, el sumo sacerdote juzgó que la mujer delante de sus ojos sería más útil que Amos, que fue enviado a Cernoir.
Sobre todo, sintió una fuerte convicción.
Además, cuanto más se usaba la propiedad, más peligroso era porque era un objeto que devoraba el alma del usuario.
“—Confío en que la princesa vuelva con pruebas de la corrupción de la Duquesa.”
“—Sí, su gracia…”
Larissa suspiró mientras recordaba el entusiasmo del sumo sacerdote. El collar tenía una tremenda habilidad, pero cuanto más tiempo cambiaba su apariencia, más peligroso se volvía. Era mejor volver a la forma original por un tiempo, en la medida en que se usaba el alma se veía afectada.
—No puedo decepcionarlo después de que me diera algo tan precioso.
Larissa se mordió los labios nerviosamente. Antes de que el Conde de Bologne propusiera este método, Larissa planeaba infiltrarse en el castillo de Cernoir a través de ese artefacto.
Pero esta parecía ser una buena opción. Así era más fácil reunir pruebas de la corrupción de la Duquesa. Larissa recordó los papeles de la Duquesa que ella misma había recogido. Eran papeles llenos de lenguas antiguas sospechosas. Debe estar lleno de contenido vicioso. ‘Podría haber usado el lenguaje del diablo, no el lenguaje antiguo.’
‘Espero que Arianne lo haya hecho bien, ¿no? Intencionalmente la dejé usar el carruaje en la cima de Rondia, que no tenía ninguna vigilancia. A esta altura, ya habrá dejado el territorio.’
Después de enviar a Arianne, estuvo confinada en su habitación todo el tiempo, por lo que no pudo obtener ninguna noticia exacta. Larissa originalmente tenía la intención de dejar el castillo con Arianne, pero quería quedarse un poco más.
‘Hasta que lo recupere, sólo un poco más.’
Y aunque había un deseo de ver al Duque de Cernoir, al que había echado de menos todo el tiempo, el Duque parecía estar más cerca de la Duquesa que antes.
— ¿La Duquesa le lavó el cerebro?
El Duque de Cernoir también era peligroso si le lavaban el cerebro de forma implacable.
Si incluso el Duque había caído, no había nadie que protegiera la tierra y las personas.
—Tengo que protegerlo…
Larissa estaba segura después de su sueño de anoche. Fue un sueño en el que ella era la princesa del reino de Dayev.
Sus amorosos padres, los amables sirvientes y las doncellas salieron a saludarla. Sin embargo, sus rostros estaban todos borrosos. Por más que tratara de recordarlo, no podía pensar en ello. Así que estaba más nerviosa y ansiosa. Las almas de los que murieron en la invasión de Urta estaban regresando ahí. Es un lugar que se asemeja mucho a la belleza de su ciudad natal.
Por lo tanto, tenía que recuperarlo lo antes posible. Para que sus almas puedan regresar rápidamente a este lugar y encontrar la paz. Para salvar esta hermosa tierra y a la gente pobre. Y… si era posible, tenía que salvar al Duque de Cernoir.
Así que Larissa decidió quedarse ahí unos días más y observar la situación. Si usaba artefactos, salir del castillo sería sencillo hasta con los ojos cerrados.
* * *
Tal vez sea por el desorden, pero Elody no pudo ponerse a trabajar.
— ¿Qué pasa, señora?
— ¿Está usted enferma?
Marie y Anna, que llevaron el té al laboratorio, preguntaron ansiosamente. Elody suspiró, respondiendo que todo estaba bien. No pensó que nada funcionara.
‘Terminaré esto y volveré a la cima de Rondia.’ Pensó en traer a Arianne, atrapada en el sótano en la cima, pero tenía que ser un poco más cuidadosa para que no averiguara sus planes.
— ¡Oh! ¡Señora, ahora vuelvo!
Marie se dirigió al castillo, rápidamente como si hubiera olvidado algo. Elody asintió con la cabeza. Y Anna se fue a limpiar el invernadero.
* * *
Cuando Marie regresó al castillo, tomó rápidamente el *bokbunja de hielo y se dirigió a la oficina de Caville. Marie, que subió dos escalones con una bandeja, llamó y abrió la puerta de la oficina.
* Es un vino coreano hecho de mora coreana silvestre o cultivada. Se produce en el condado de Gochang, en Damyang y en la isla de Jeju. Se elabora fermentando las moras con agua. Algunas variedades también contienen arroz y hierba jicho. Es vino es de color rojo oscuro y moderadamente dulce.
— ¿Eh?
Pero no había ningún señor en la oficina. Ahora que lo pensaba, no había ningún sirviente esperando en la puerta, pero lo más extraño era…
—… Anna, ¿qué estás haciendo aquí?
— ¿Eh?
‘¿Por qué Anna está limpiando la oficina del Señor ahora?’