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 Zendikar miró a Elody con burla. Ella estaba pálida. No podía entender lo que estaba diciendo.


—Te he conocido en otra vida…


Elody recordó su última vida.


Había sido completamente diferente a la de aquí. No podría haber conocido a Zendikar allí.


‘Pero ¿qué demonios…?’


—¡…!


Entonces, repentinamente un recuerdo pasó por la cabeza de Elody.


En realidad, fue un sueño. Un sueño que tuvo un día.


Un río negro y tenebroso, casi parecía que del río surgirían las fauces del infierno en cualquier instante. En su sueño, remaba sola a través de él.


Había una escena curiosa frente a sus ojos, un ser muriendo dolorosamente mientras lloraba lágrimas de sangre.


Ella extendió su mano desesperadamente, pero su mano se desgarraba a cada intento que hacía por llegar. Dios, era Duque Caville.


Más allá de los hombros de él, pudo ver como se apilaban montañas de cadáveres. Era un recuerdo nebuloso, pero trato de concentrarse en los cuerpos que había a las espaldas del duque.


Sí, esos ojos…Ella ya había visto esos ojos.


Elody miró a Zendikar asustada.


La imagen de sus ojos muertos y como una espada se clavaba en su corazón pasó por su cabeza.


Su mirada estaba llena de resentimiento y rabia, justo como ahora.


—…


Elody se agarró la cabeza confundida.


Quería recordar algo más, aunque sea un detalle, pero no podía. Solo había oscuridad.


—Ya no es necesario que sufras por recordar.


Zendikar hizo una mueca con su boca y soltó algunas carcajadas, como si se hubiese vuelto loco.


—Vayamos a jugar el resto del tiempo.


—…


Zendikar le habló a Petis, que estaba parado a un lado esperando.


Entre los barrotes, ella observó sus espaldas hasta que salieron de la cueva.


Iban a matar a Caville cuando él viniese a buscarla.


‘No…’


Elody sacudió su cabeza ligeramente.


No era momento de recordar ese sueño tan confuso. Estaba segura que Caville vendría a salvarla él mismo, y eso era sumamente peligroso.


Se mordió los labios nerviosamente.


— ¿Qué le pasó a Ifrit?


Recordó a Ifrit, como había perdido su fuerza y se desplomó. Un sudor frío cubrió su espalda.


‘En el momento en el que la luna devore por completo el sol, el maná perderá su poder y solo quedará la fuerza física.’


Recordando lo que había leído, era lógico que Ifrit se derrumbase.


Durante ese corto periodo de tiempo, el maná en la tierra se volvió nulo.


‘¿Ya habrá despertado?’


Elody agarró sus manos nerviosamente.


Apenas despertase, de seguro iba a intentar rastrearla hasta llegar a donde estaba.


Miró a los soldados que custodiaban la prisión, eran todos hombres grandes y de expresiones toscas.


Era imposible que ella lograse salir a través de todos ellos.


Pero si no lo hacía, Caville sería atrapado con la guardia baja y asesinado por el colgante de Zendikar.


Sintió como instantáneamente se le erizaron todos los vellos del cuerpo.


‘Debe haber alguna manera.’


Elody trató de tranquilizarse y pensar con la cabeza fría.


No podía pensar claramente por la ansiedad psicológica que le generaba la situación y por la oscuridad tenebrosa de la cueva. La temperatura de su cuerpo pareció descender bruscamente. Inhalo de forma profunda y metió su mano en el bolsillo involuntariamente.


—… ¿Qué es esto?


Sacó algo pequeño de su bolsillo, tratando de evitar las miradas de los soldados.


‘¿Arándanos? ¿Pero qué…?’


Elody se dio cuenta, puso la fruta de nuevo en su bolsillo y unió sus manos.


No hace mucho recogió un par de frutas de arándano para investigar sobre ellas. Recordó decirle a Ifrit que las llevaría en su bolsillo para estudiarlas luego.


Al parecer Ifrit las dejó allí y no les hizo nada más.


‘Pero esto no parece ser útil.’


Suspiró en silencio. De acuerdo con sus estudios, la fruta producía ciertos efectos cuando se ingería.


No era tóxica, más que todo se debía a que uno de sus componentes era una fuerte droga. Eso aumentaba cuando el maná estaba relacionado profundamente con la naturaleza.


Aun así, era un desperdicio deshacerse de la planta. Debido a eso la mantuvo para sí, por si acaso.


—…


Miró la fruta en su bolsillo. Parecía peligrosa a primera vista, ¿tal vez porque sabía sobre su composición? Pero…


¿Por qué sentía que debía comerla?


Tenía la fuerte convicción de que tenía que hacerlo, la razón no la sabía. En realidad, no había ningún fundamento para su impulso.


‘¿O tal vez debería dárselas a los soldados?’


Elody estaba muy nerviosa por el nuevo acertijo que se presentaba ante sus ojos.


Pero no se podía permitir dudar durante demasiado tiempo.


* * *


Ifrit se trasladó al pequeño bosque detrás del invernadero de Elody.


Ese lugar estaba lleno de maná natural, por lo que su periodo de recuperación se acortaría sustancialmente.


Pero había un problema…


Era un Duque esperando con una mirada que parecía disparar rayos de fuego a todas partes. El espíritu no pudo evitar enfrentarlo.


—Oye, yo sé cómo te sientes…pero me incomodas.


A pesar de sus comentarios, Caville aún se veía tan nervioso, como si su mundo entero se estuviera derrumbando. Como si se odiara a sí mismo por no poder hacer más que esperar.


—Tú…


Estaba ansioso porque sabía lo preocupado y asustado que estaba Caville.


Cuando el maná regresó, Ifrit cambió su apariencia a su cuerpo original.


Era la primera vez que lo hacía desde que estaba allí.


Ifrit, que había aumentado su tamaño, cerró los ojos y concentró su maná.


Encontró un rastro del poder de Elody y lo siguió como si estuviera desenredando un hilo.


Le habló a Caville después de un corto tiempo.


—La encontré.


Abrió sus ojos y se encontró con la mirada del Duque.


* * *


—…


Elody trató de reunir fuerzas y controlar sus temblorosos labios.


Tal vez se debía a que Caville e Ifrit no estaban con ella, pero se sentía sola en el mundo. Pero eso no era lo único que la atormentaba, había un miedo aún más grande.


No era a la muerte, sino hacia el destino de Caville. Se sentía preocupada por él.


Se dio cuenta de lo importante que era Caville para ella en esa situación. Así que la decisión fue realmente fácil.


‘No voy a morir.’


Elody llevó un fruto de arándano a su boca.


—Ugh…


Pero tan pronto como lo tragó, empezó a toser frenéticamente.


— ¡Cof, cof!


Era tan doloroso como cuando vomitaba sangre luego de consumir la medicina herbal. Su tracto digestivo y su pecho le ardían.


‘No debería haberlo comido.’


Con el sonido de la tos, los ojos de los soldados se dirigieron al interior de la celda.


— ¿Qué le pasa? No me digas que va a morir.


— ¿Acaso lo está haciendo por alguna razón?


—Ey, chica ¿Estás bien? ¡Aun no puedes morir!


—Creo que deberíamos avisarle a Petis.


Mientras tanto, la tos de Elody continuaba. Ella apretó su garganta que parecía desgarrada por dentro.


Cuando su cuerpo se derrumbó, un soldado habló.


—… ¿Murió?


El cuerpo de Elody, que respiraba con dificultad, pronto se quedó inmóvil como si estuviera muerta.


— ¿En serio está muerta?


— ¡Pues entra ahí y compruébalo!


—Pero si abrimos la puerta y sale corriendo…


— ¿Cómo podría una mujer tan débil evitarnos a todos y huir?


Al oír estas palabras, el soldado frunció el ceño y miró el pequeño cuerpo desfallecido.


La espalda femenina que estaba en el suelo de la celda se veía muy delicada.


—Tráeme las llaves, rápido.


—Un momento…


Pero entonces.


—…


Elody levantó lentamente la parte superior de su cuerpo.


— ¿Qué, no está muerta?


— ¡Oye, trae de vuelta al tipo que se fue a comunicarle a Petis la situación! En serio ¿que…?


— ¡De acuerdo!


Escuchando la conversación, Elody parpadeó y miró su mano.


Bajo la delgada piel, vio cómo su sangre roja fluía rápidamente. Sintió como una electricidad que hormigueaba, ¿cómo si estuviera llena de energía?


‘¿Es por esto que fueron detectados componentes de droga?’


Pero no podía encontrar la lógica usando sus conocimientos previos ni su sentido común.


Elody se encontraba mejor, así que se paró y lentamente se acercó a las rejas.


Viendo a Elody, los soldados solo resoplaron.


—Ella es débil, de todas formas.


—Ni uno solo…


Todos sus comentarios no estaban conectados.


Pero el soldado abrió la boca y su rostro se volvió blanco cuando notó lo que pasaba en la celda.


La mujer delgada, que había estado tosiendo hasta casi morir, ahora doblaba las barras de hierro como si fuesen nada.


El espacio que dejó fue lo suficiente como para que pasase su pequeño cuerpo a través de ellos.


—Eh, estoy seguro que tú no podías usar magia.


Un soldado entró en razón y apuntó su lanza afilada a la fugitiva.


Elody miró sus manos maravillada. No estaba segura, no sabía con exactitud, pero… su instinto se lo decía.


‘Tiene un límite de tiempo.’


Cuando se dio cuenta de eso, dudo por un segundo.


—No es magia.


Al final de la frase, Elody retrocedió su puño y luego lo impactó contra el soldado más cercano.


¡Pam!


— ¡Oh, Dios mío!


La cabeza del hombre se estrelló contra la pared de la cueva haciendo un gran sonido.


‘¿Qué una mujer es débil?’ Urta parecía no saber que las mujeres no solo eran unas bárbaras que tenían como único trabajo criar a los hombres para que fuesen guerreros.


Todas las mujeres caballeros que Elody conocía eran excepcionalmente fuertes.


Solar y todos los miembros de los caballeros de Cernoir, también toda la Orden de Biodan…


Al menos mucho más que estos tipos malos y débiles.


—…


El soldado a quien le había clavado la cabeza en la pared se desplomó como una hoja perdiendo la conciencia.


Bom, Crac-


Los ladrillos alrededor de la cueva se rompieron y cayeron con un sonido sordo.


— ¡Petis, llamen a Petis…! ¡Llámenlo!


Los nerviosos soldados empezaron a atacarla con sus lanzas, mientras ella agarró ligeramente la punta de una y la rompió, luego golpeó a otro soldado que bloqueaba su camino. No solo tenía fuerza, sino también velocidad de reacción.


Todas sus habilidades físicas, incluyendo su visión corporal, parecían haber mejorado.


¡Boom! ¡Paff!-


— ¡Jajaja!


El poder de la fruta era simplemente enorme. Le permitía poder derribarlos como si se tratara de extraer las pequeñas hierbas del invernadero.


Solo pasaba que…


‘Se está volviendo cada vez se siente menos poder.’—Pensó Elody mientras golpeaba a otro hombre en la cara.


— ¡¿Qué demonios?!


—No, qué…


Ahora que comprendían la situación real, los restantes retrocedieron intimidados.


A Elody no le importó, salió de la cueva reduciendo al resto.


Afortunadamente, parecía que eran los únicos que la tenían que custodiar.


— ¿Cómo fue que saliste?


Vio a Petis y a Zendikar de pie en la colina, a lo lejos.


Parecía que era el final, encontrarse con Zendikar, su esperanza parecía que se desvanecía.


— ¡Esta chica loca…!


Petis chasqueó la lengua y empezó a conjurar un hechizo mágico a toda prisa. Era uno de magia prohibida, una maldita.


—No…


La desventaja era que la maldición requería de un conjuro largo. Lastimosamente para él, el puño de Elody fue más rápido que su conjuro.





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