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 El Templo Tisser en el territorio de Cernoir.


— ¿Qué pasó con los otros miembros?


—No han vuelto todavía.


Hayden, el jefe del equipo del Juicio de la Luz, chasqueó su lengua con nerviosismo ante el informe de Suha.


Estaba esperando que la Duquesa fuera secuestrada de una base fuera del territorio de Cernoir.


Ayer plantó una rutina diferente para Therion, que había estado patrullando fuera del castillo.


‘—Debes ayudar a los jueces de la luz y matar a los caballeros de Cernoir. En el momento en que la luna devore todo el sol debes ponerte en marcha. Después de eso, es tu deber traer a la Duquesa aquí.’


‘—Está bien.’


Pero no hubo noticias, aunque a esta hora ya debían haber llegado.


‘¿Habría interferido el Duque de Cernoir?’


Pero él tenía que estar en el bosque de la muerte. Se había encargado de planear todo para que fuera atraído hacia allá.


— ¿Acaso ya hemos sido descubiertos?


Hayden se levantó de su asiento y ordenó a sus subordinados.


—Si es así, no lo lograrán. Tendré que ir yo mismo. Dos de ustedes se quedan, los demás síganme.


* * *


—Ha pasado tiempo.


— ¿Q-qué…?


Elody miró al hombre frente a ella.


‘¿Ha pasado un tiempo?’


Según podía recordar, nunca lo había visto en su vida. Pero ella pudo reconocer de inmediato quién era.


Cabello rojo ardiente, piel oscura y grandes quemaduras que se extendían desde su nuca hasta sus mejillas.


Era obvio que se encontraba frente a frente con el príncipe sobreviviente de Urta, Zendikar.


Aunque nunca se encontraron en persona, ella estaba segura de su identidad. De lo que no estaba segura era si sus instintos se lo dijeron o si fue otra cosa.


Zendikar cubrió la nariz y boca de Elody con un grueso pañuelo en la mano. Su resistencia se acabó de inmediato, lo último que ella pudo ver fue la sonrisa malvada de su captor.


En ese preciso momento, sintió que en realidad sí había visto esa sonrisa antes.


—Llevémosla.


—Sí, Su Alteza


La mano de Zendikar mantenía a Elody sobre su hombro.


Miro hacia atrás con una expresión relajada.


Petis, el mago de Urta, estaba ocupado extrayendo el poder divino de los guerreros del santuario.


Entonces, recogió el artefacto que rápidamente entregó a Zendikar.


—Su Alteza, he absorbido toda la magia de esos caballeros.


Él miró a los reclutas caídos. Se colocó el enorme colgante alrededor del cuello para sentir un estallido de poder.


Todos los jueces de la luz que habían ido a secuestrar a Elody se vieron reducidos a pobres cosas deshechas. El colgante contenía su fuerza divina y también su fuerza vital.


—Su Alteza, ¿Qué desea que hagamos con ellos? ¿Deberíamos matarlos?


Ha absorbido tanto la fuerza divina como la fuerza vital.


—Su Alteza, ¿qué quiere que hagan, que los maten? —Preguntó Petis mientras miraba a los desmayados caballeros de Cernoir.


—No, si los matamos, ¿quién le llevará las noticias al Duque? Asegúrate que todos estén vivos.


—Sí, entiendo.


—Me pregunto qué harás ahora. ¡Jajaja!


Zendikar se rió sintiéndose bien por dentro, se dio la vuelta y empezó a caminar.


Se subió a su caballo.


Ya era hora de volver a su base secreta.


* * *


Poco tiempo después, los caballeros de Cernoir que se despertaron cerca al puerto se quedaron horrorizados por la situación.


— ¡La Duquesa ha desaparecido!


—Lord Therion y Sir Heinz…


— ¡Oh, Dios mío! ¿Qué clase de…?


Los dos caballeros de élite habían sido apuñalados y derrumbados; además, la Duquesa había desaparecido.


— ¿Pero qué demonios…?


Los caballeros se miraron confundidos, como si hubiese pasado algo incomprensible. Encontraron rastros azules. El mango de la silla de montar estaba teñido de azul.


Era una sustancia sagrada que hacía que la gente se durmiera después de cierto tiempo cuando tocaba el cuerpo. Therion, manipulado por Hayden, lo había hecho.


Se dividieron en dos grupos y uno de ellos buscó en los alrededores.


Había varios cuerpos con túnicas misteriosas alrededor. ¿Eran esos los criminales? A pesar de que querían hacer algo, ya estaban todos muertos.


— ¡El resto vuelva al castillo!


La otra mitad llevaron a los heridos, Therion y Heinz de vuelta al castillo.


Cuando los caballeros volvieron, la princesa Larissa ya había escapado a salvo.


Los sirvientes y demás caballeros de Cernoir quedaron consternados ante la noticia.


— ¿Qué…? ¿Dónde está la Princesa…?


A la pregunta de Norman, el caballero se las arregló para hablar después de juntar fuerzas por un momento.


—Se había ido cuando recuperamos los sentidos. El resto de caballeros están en su búsqueda.


Norman estaba a punto de colapsar, pero Sir Therion y Sir Heinz, caballeros de alto rango, volvieron ensangrentados.


Así que Norman ordenó inmediatamente que se tomaran las medidas necesarias y luego contactó con Caville a través del artefacto de comunicación.


* * *


Al oír la noticia, Caville tomó de vuelta a los espíritus bebés que habían sido dejados a Brien.


Brien se dio cuenta al ver el rostro del Duque que, sin lugar a dudas, estaba a punto de matar a alguien. Aunque todavía no estaba enterado de todos los hechos.


—Señor… parece que se desmayaron justo cuando ocurrió el eclipse. Estaremos yendo…


—…


— ¿Qué demonios está pasando?


‘¿Qué había escuchado a través del artefacto de comunicación?


¿Acaso los monstruos habían llegado al castillo?’


Brien miró a Caville de manera ansiosa. Pero el Duque no pudo responder nada, tenía miedo incluso de decirlo.


No podía creer que ella hubiera desaparecido.


Caville despertó a los espíritus bebés que estaban dormidos.


Los espíritus, que se quejaron porque no tenían suficiente energía, recobraron rápidamente sus sentidos por el miedo que les generó la mirada de Caville.


—Brien, yo me iré primero. Tú lleva a los caballeros de vuelta al castillo.


—De acuerdo, Señor.


Después de que Caville desapareciera con los espíritus infantiles, Brien condujo a los caballeros rápidamente hacia el portal.


* * *


Los sirvientes contenían la respiración, expectantes ante la presencia de su señor.


La atmósfera parecía que en cualquier momento explotaría. La servidumbre inclinó sus cabezas, todos fueron incapaces de hacer contacto visual con el Duque.


Caville sintió como todo su cuerpo se desangraba. Su temperatura corporal iba en descenso y se le hacía difícil hasta cerrar sus puños.


—Ifrit.


Caville fue el primero en encontrarlo.


Pero antes de que Norman pudiera intervenir, Ifrit corrió hacia él.


—Tú…


Caville se mordió los labios con fuerza en un intento de no reprender al espíritu. La situación no era algo de lo que él pudiese culpar a los demás. Era únicamente su culpa.


‘Estúpido, estúpido…’


Su corazón estaba tan angustiado que le costaba respirar, quería hacerse daño.


—Rastréala, ahora— Caville ordenó brevemente.


Tratando de decir algo, Ifrit se dirigió a la oficina del Duque en busca de un lugar tranquilo.


— ¿Está lejos?


Caville lo siguió e instó a que se apurara, Ifrit parecía preocupado.


—Es extraño. Es difícil rastrear maná luego del eclipse, creo que tardaré un tiempo.


Los espíritus bebés le habían dicho lo mismo antes. Aunque ellos no podían hablar mucho y volvieron a quejarse como solían hacerlo.


Alguien planeó todo eso para que fuese justo en el eclipse, pero ¿quién demonios había sido?


Golpeó su puño contra la pared y respiró fuerte. Su cuerpo entero se vio afectado por el miedo a la situación.


Fue un error no haber anticipado que algo así sucediera en cualquier momento.


‘No debí haberme ido dejando solo a Ifrit, debí haberme quedado.’


Terribles imágenes llenaron la mente de Caville.


Sentía que nunca vería de nuevo a su esposa. Todas las experiencias que había tenido cuando era joven, en especial la separación, sólo despertaron dentro de él esperanza.


Esperanza de volver a verla si sobrevivía.


Pero ahora la desesperación lo invadía.


Ifrit comprendía mejor que nadie todo el sentir de Caville, por eso se apresuró a concentrar su maná.


* * *


Cuando Elody despertó, se vio encerrada en una oscura prisión.


Se levantó con cuidado y aclaró sus ojos para mirar a su alrededor. Tal vez era una cueva. No había un guardián que supervisará la prisión.


Trató de tantear la pequeña joya que tenía en el lóbulo de la oreja, pero no sintió nada. Parecía haber sido removida de antemano.


Se recompuso un poco y se acercó a las rejas para ver afuera.


—Por fin te has levantado.


Uno de los tres o cuatro personajes que se veían entre las paredes era Zendikar. Se puso de pie y caminó hacia la celda donde se encontraba Elody.


—Sigues teniendo esa mirada.


—… ¿Cómo me conoces?


—Jajajaja. No me conoces, pero fuiste tú la que me puso en un infierno.


Zendikar levantó las comisuras de su boca, se rió furiosamente y jugueteó con el colgante. La joya brilló con fuerza.


— ¿Ese es un artefacto antiguo?


Al verlo se sintió mal.


Era tan poderoso que incluso ella pudo sentirlo sin más.


—No te preocupes, tus poderes se irán pronto.


—¡…!


—Si absorbo tu maná, oiré a los espíritus, ¿no?


Solo imaginarlo le resultaba divertido.


—Oh, no te preocupes. Pondré tu maná aquí, así que serás uno con mi maná. ¿Acaso eso no es benevolente?


Elody lo miró sin responder. Sus ojos estaban llenos de ira y resentimiento.


Pero era extraño, ¿por qué habla como si se conocieran de antes?


— ¿Cómo me conoces? Yo nunca te he visto.


A la pregunta de ella, Zendikar solo se encogió de hombros.


—Su excelencia, no tiene que tratar con ella. Solo espere a que esté listo…


Petis se acercó a él.


Zendikar levantó la mano y lo detuvo.


— ¿No es injusto que solo yo tenga en mente esos recuerdos dolorosos?


Era una expresión desconcertante.


Él sonrió y levantó el colgante.


—Esta cosa tiene un poder extraño. Sacrifique mucho para poder capturar el maná y el poder divino mientras huía de Caville Cernoir.


—Tenía que hacer eso para sobrevivir. Y entonces, un día… recuerdo que absorbí el poder divino de un sacerdote.


— ¿Qué?


—Chica estúpida. Me has conocido en otra vida. En ese momento, la espada de Caville Cernoir estaba clavada aquí, en mi corazón.


Zendikar apuntó a su pecho con su índice.


—Y mi espada en el tuyo. Te pagaré por haber matado a mis padres dos veces. Pero esta vez seré el único ganador.





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