“La verdad es… Casi pisé a una hormiga. Fue asombroso. Pensar en lo sorprendidos que deben haber estado esas criaturas ante mis grandes pies…”
Sacudió la cabeza de lado a lado.
“Casi quito tantas vidas.”
‘¿Qué? ¿Bromeas?’
Me fijé en su cara preguntándome si estaba bromeando. Pero su cara es tan seria.
Lo pude ver.
‘¿Acaso sufrió un daño cuando pequeño o fue por el lugar donde crecio?’
Casi eclipsé lo que creía que era una impresión aguda. Me acompañó de nuevo como si nada hubiera pasado.
Por supuesto, no olvidó la meticulosa mirada al suelo mientras caminaba hacia el carruaje.
Así podíamos subirnos a salvo sin pisar ni una sola hormiga.
Me sentí extraño que al menos me tomara un brindis.
El entrenador empezó después de que el hombre que me presentó como ayudante de Izanne se sentara frente a mí.
Lo observé otra vez con los ojos medio cerrados.
Se parecía tanto al “Hamel Gray’ que imaginaba al leer la novela otra vez.
Era como si Hamel Gray, que sólo había existido en la novela, apareciera frente a mis ojos.
Por supuesto, Hamel en la novela era un hombre muy cool, diferente a él frente a mí.
Al menos no es un hombre que se preocupa por la vida de las hormigas. Supongo que mi mirada hacia él fue excesiva.
“Señorita Ginger…. ¿Tiene alguna pregunta para mí?”
“Tengo una pregunta… Me preguntó… ¿Cómo te llamas?”
Se llama “Hamel Bray”, casi podía afirmarlo.
Respondió inmediatamente, como si no fuera gran cosa enseñarme mi nombre.
“Me llamo Lackshan. La señorita puede también llamarme Lala.”
‘¿Lackshan?’
No tiene nada que ver con Hamel Bray. Aunque al mirarlo tienes un pensamiento fugaz al respecto.
Pensándolo, aunque Hamel aparezca, no puede ser el ayudante de Ijana. Ya que Hamel era el rival de Ijana…
¡Un rival que compite para ganar a la mujer que ama!
‘¿Cómo pudo haber sido el ayudante de Ijana de repente?’
He sacudido la cabeza de lado a lado, pensando que había apuntado demasiado lejos.
“Lala. Muy bien… Lala, por favor llámame Ginger.”
“Muy bien, Ginger,”
Lackshan sonrió de una manera amable. Correspondí a su sonrisa. Una vez que la conversación terminó, LLackshan tomó el libro que estaba a mi costado y comenzó a leer. Era un libro que parecía complicado de un vistazo.
Mire a Lala leer y voltee mi mirada a la ventana del carruaje.
‘¿Cuándo llegaré al palacio?’
Sentí mis párpados de repente pesados, los abrí y cerre pesadamente.
Luego, poco después me quedé dormida sin darme cuenta… Lo hice. Quizá porque no pude dormir anoche.
Cuando desperté, el carruaje ya estaba detenido.
“Señorita Ginger, estamos aquí.”
“¿Ya?”
“Sí. Debe bajar…”
Me baj´del carruaje gracias a la ayuda de Lala. Lo primero que sentí cuando salí del carruaje fue el olor a hierba.
Echemos un vistazo. Un jardín bien organizado.
Lo pude ver.
Un jardín lleno de árboles de sauce que parecían perfectamente cuidados. Se vio un palacio de color crema entre los sauces.
Supongo que éste es uno de los jardines situados en la fortaleza del Palacio. Pensé que estaría completamente dentro del palacio, pero ¿por qué vine al jardín?
“Si caminas un poco más, su Majestad le estará esperando, los dejare solos…”
“Sí, Lala…”
Lala, que me saludó con cortesía, estaba a punto de darse vuelta cuando me llamó con urgencia.
“¡Ginger! ¡No olvides mirar bajo tus pies cuando camines!”
Respondí como si estuviera recitando un eslogan.
“Sí. Cuidado con las hormigas, ten cuidado con ello…”
Entonces sonrió suavemente. Como si te gustara mi respuesta. Pronto desapareció en un carruaje.
“… un hombre extraño.”
Lo pensé, pero extrañamente, mis pies me molestaban todo el tiempo que caminé. Me reí en vano y empecé a caminar derecho.
Por supuesto, no me olvidé de cuidar a las hormigas, creó que lo haría dormida o despierta.
‘¿Cuánto tiempo he caminado ya?’
En la distancia, vi a un hombre que parecía ser Ijana. El hombre se sentó inclinado contra un árbol de sauce con pilares fuertes.
No sé si estaba leyendo un libro mientras me esperaba, pero en su regazo, un libro…
Me acerqué un poco a él. Cuando estaba más cerca detuve mi caminar… El hombre era realmente Ijana.
Quizás mientras me esperaba empezó a leer hasta quedarse dormido…
‘¿Está realmente dormido?’
Me lo quedé mirando en secreto, era más hermoso que cualquier hombre que hubiera visto antes…
Su piel blanca que lo hacía parecer delicado… Parecía mucho más suave si lo veías de cerca como yo justo ahora.
Pensé que mis dedos conocerían la verdadera suavidad si lo tocaba en este momento.
‘¿Cuánto tiempo llevarán esas oscuras pestañas cerradas sobre aquellos preciosos parpados?’
No había duda de que viéndolo de esa forma parecía un mueco de porcelana. Una nariz lisa y recta, labios rojos…
Era una cara perfecta con la que era más difícil encontrar una falla.
No sé por qué su cara es irrealista.
Realmente me apetecía tocarle…
Pero, si lo toco, creo que desaparecerá. Siento que estoy soñando ahora que me enfrento a él.
Porque su hermosa cara me hace sentir sueño.