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Las últimas estrellas desaparecieron.


Muoru ya ni siquiera podía ver la luna.


En el pálido cielo, la estrella más cercana, el sol, parecía acercarse.


Podía sentir que esa gigantesca esfera celeste se elevaba justo bajo el horizonte oriental. Y, efectivamente, la primera luz de la mañana llegó por fin, con la muerte siguiéndolo de cerca.


Su cuerpo ya percibía su ominoso destino. Era una sensación completamente diferente a cuando el monstruo desgarró y dispersó su cuerpo. De hecho, la sensación era un dolor que parecía como si alguien hubiera metido la mano directamente en su espalda, hubiera agarrado los nervios centrales alrededor de su médula espinal y su tronco cerebral y los hubiera apretado con fuerza.


La serpiente hecha de incontables cuchillas era gigantesca. Y poderosa.


Cada una de sus hojas de doble filo había cortado el cuerpo de Muoru, le había infligido heridas mortales y luego se había quedado inmóvil, creando un proceso de muerte y renacimiento que se repitió durante toda la noche.


Pero a pesar del dolor que sintió cuando la última hoja le atravesó el pecho, cuando Muoru se dio cuenta de que la sangre que salía de su boca disminuía gradualmente, se sintió aliviado.


Lo había conseguido.


El largo y enorme cuerpo del monstruo estaba ahora en el gigantesco agujero que había cavado. Y cada una de las cuchillas de la criatura, que estaban densamente agrupadas como las agujas de un erizo, estaban teñidas de rojo por la sangre de Muoru. La zona por la que el monstruo había arrasado no sólo tenía agujeros afilados en el suelo, como si se hubiera utilizado un rastrillo para arar la tierra, sino que también muchas de las tumbas habían sido arrasadas en el ataque.


Sin embargo, ahora no era el momento de desenterrarlas. Cualquiera podía hacerlo y además, cuando saliera el sol ni él ni el monstruo podrían moverse a su luz.


Deprisa…


Con su pala de plata en una mano, Muoru corrió.


Corrió hasta el lugar justo al lado de la tumba de María, a los pies del árbol donde dormía el rey de los monstruos.


Bueno… intentó correr.


La sombra de la oscuridad dentro de él se sentía extremadamente pesada, como si arrastrara una gigantesca bola de acero y una cadena. De hecho, por mucha energía que pusiera en sus piernas, no podía moverse más rápido que un tambaleo. Y tratar de que su cuerpo fuera un poco más rápido parecía agotar toda su energía. Su pesado y destruído cuerpo lo hizo chasquear la lengua en señal de frustración.


Su entorno era ya tan luminoso que no hacía falta una lámpara de aceite o una linterna eléctrica.


‘¿Cuánto falta para que amanezca?’


Su mente estaba poseída por una impaciencia salvaje, como si se hubiera vuelto loco, pero su cuerpo no seguía su ejemplo.


Como pudo, Muoru se precipitó y se apresuró y finalmente consiguió llegar a su destino. A primera vista no parecía que hubiera nada allí. El único movimiento eran las hojas que crujían en la copa del gigantesco árbol que estaba al lado del lugar de descanso final de María.


Pero bajo sus pies había indicios claros de que la tierra había sido removida…


Muoru deslizó cuidadosamente la punta de la pala en el suelo.


Y recogió, y recogió.


…. Pero a la quinta recogida, como si no pudiera tolerar más la espera, tiró la pala a un lado y se puso de rodillas. Entonces, como un auténtico topo, utilizó sus dos manos para arañar el suelo.


Recordó la primera vez que se habían encontrado.


‘No lo olvides. No olvide la primera vez que viste a Meria.’


Se había desmayado en medio de la noche en el cementerio y se despertó con Meria enterrándolo en el agujero que acababa de cavar.


-Parecía que sus posiciones entonces y ahora estaban invertidas.


Los dedos de Muoru se enroscaron alrededor de un mechón de pelo castaño claro, manchado por la suciedad. El pelo era la vida de una chica, así que no pudo evitar sentirse culpable mientras agarraba los mechones sucios… pero, comparado con todo lo que había hecho, ensuciar su cabello era probablemente lo último en la lista de razones por las que ella lo odiaría.


Aun así, probablemente consideraría todas las cosas que había hecho hasta ahora preferibles a lo que iba a hacer a continuación.


A la tenue luz del amanecer, Muoru desenterró a la chica que había enterrado con sus propias manos.


Era egoísta.


Todo para satisfacer sus propios deseos egoístas.


Necesitaba el poder del guardián de la tumba y como más de una persona no podía tener el poder al mismo tiempo, tuvo que robárselo a la actual guardiana de la tumba, Meria. Ella era humana, pero al mismo tiempo una parte de ella era La Oscuridad. Enterró su cuerpo, selló su poder y la debilitó, o en otras palabras, la puso en un estado similar al de la muerte. Pero, por supuesto, no podía dejarla así.


Una vez que desenterró todo su cuerpo, la apoyó de nuevo en su regazo.


“Ahora esto es esencial. El paso final…” prácticamente podía oír la voz risueña de Crow.


Había muchos rastros de lágrimas en las mejillas de su amada. Sin pensarlo, las limpió, pero no importaba cuántas veces repitiera el movimiento, sus dedos cubiertos de barro sólo la ensuciaban más. Era como una metáfora de su situación actual, repitiendo dolorosamente lo mismo una y otra vez pero sin resultado.


Colocó su mano izquierda bajo la barbilla de la mujer y atrajo su cuerpo inconsciente hacia él.


Entonces, como un ladrón de tumbas, Muoru le robó un beso.


Aunque tenía los ojos cerrados mientras lo hacía, en el momento en que sus labios tocaron los de ella, sintió que una luz blanca y brillante irradiaba dentro de sus párpados. Sintió el sabor de la suciedad y del hierro oxidado de la sangre. Pero también había otro sabor, dulce y ácido, como el de una manzana.


En parte debido a su ansiedad por la situación, y en parte debido a su propio deseo por ella, permaneció inconscientemente en esa posición, en ese beso durante un rato. Entonces, utilizando su mano derecha para sostener su mandíbula inferior, Muoru abrió suavemente su boca.


Y la oscuridad se vertió profunda e indulgentemente en su cuerpo.



Lentamente, hubo una señal de que sus párpados cerrados parpadearan.


Enterrar a Meria en la tierra en la que estaban sellados los monstruos fue la primera medida necesaria para revivirla de su estado de muerte.


Y luego sólo tenía que devolver la mitad de la sustancia que se había disuelto en su interior al cuerpo que ya conocía. Comprendió esos pasos, y ahora podía confirmar que Crow no había estado mintiendo. Pero la forma en que tenía que devolver La Oscuridad era….


“Buenos días, Meria.”


Meria recobró al instante la conciencia de su entorno y se soltó del agarre de Muoru. Los trozos de tierra que aún estaban adheridos al dobladillo de su túnica cayeron al suelo. A juzgar por su expresión, parecía que había comprendido que él le había hecho algo.


“Muoru…”


Ella miraba a Muoru con una mirada tensa, como si le costara todo lo que tenía para decir su nombre.


Luego abrió la boca de nuevo, pero pareció dudar, como si no supiera qué decir. Poco después se puso roja, pero no estaba seguro de si se debía a la sangre que corría por su cara debido a la ira o a la vergüenza.


Sin embargo, a pesar de estar cubierta de sangre y suciedad, él esbozó una sonrisa. La había visto llorar, sonreír, preocupada y avergonzada, pero quizá ésta era la primera vez que la veía enfadada.


‘¿Por qué demonios pienso que también es hermosa cuando está enfadada?’


“Me duele el cuello.” Dijo Meria con voz rígida.


“Lo siento.”


En el momento en que se disculpó, Meria bajó la cabeza al suelo y le tomó la mano derecha.


‘Realmente se siente como si hubiéramos cambiado de lugar.’


La primera noche en que había visto el secreto de Meria, cuando le había preguntado si podían ser amigos, también le había tomado la mano de la misma manera, excepto que ella era la que estaba cubierta de sangre.


“Todo porque estabas preocupado por mí…”


Cuando Meria miró su mano, que estaba manchada de un profundo carmesí a pesar de no tener ni una sola herida, pareció entenderlo todo. La ira desapareció de su rostro y una mirada de tristeza la sustituyó.


‘No quiero verla así.’ Aun así, un extraordinario alivio se extendió en su pecho.


“Nunca quise que tuvieras que experimentar esa clase de dolor, Muoru.”


“No fue por ti.”, dijo Muoru con una sonrisa. “Fue por el dinero.”


El benefactor le pagaría la recompensa por enfrentarse al monstruo. En el pasado ese maldito viejo había malversado toda la recompensa que debería haber ido a parar a ‘Meria Mass Grave’. Pero por mucha gente que empleara Daribedor, el prisionero Nº5722 se negaba a ser puesto en la misma situación. Y si la cantidad de la recompensa era realmente la que Crow decía que era, entonces podría comprar su libertad… o tal vez mandar a construir un castillo.


Ignorando la amplia sonrisa de Muoru, Meria lo miró con dureza y le pellizcó el dorso de la mano, como si dijera: “¡No me mientas!”


Eso no era realmente una mentira, pero era sólo el 10% de toda la verdad.


Cierto, no era tanta mentira. Pero el hecho de que sus acciones habían hecho que la cálida mano que ahora agarraba la suya no estuviera cubierta de sangre era una razón más que suficiente para sus acciones. Por supuesto, con los ojos azules de ella mirándolo fijamente, no podía decir eso.


“Realmente no eres un topo honesto.”


Meria y Muoru levantaron la vista al mismo tiempo y vieron a Crow sentado en lo alto de una lápida cercana, mirándolos.


“Vaya, ¿debo decir que ha pasado mucho tiempo, o que es la primera vez que nos encontramos?”


En el momento en que Meria reconoció la figura de Crow, sus ojos se abrieron de par en par, sorprendida.


“…Tú… ¿qué…?” Meria parecía extrañamente nerviosa, y el color se le fue por completo de la cara como si hubiera visto un fantasma o algo así.


“No, no es la primera… tu forma de hablar y el color de tus ojos es diferente… pero ¿por qué… por qué te pareces a María?”


De repente Meria intentó ponerse en pie, pero como llevaba mucho tiempo enterrada sus piernas parecían paralizadas y pronto volvió a caer al suelo.


Crow entonces se bajó de la lápida con una sonrisa en la cara mientras se acercaba a Meria y le ofrecía la mano.


Con un rostro mezclado con confusión, Meria trató de agarrar la pequeña mano de Crow. Pero, de repente, Crow volvió a saltar a la lápida sin ni siquiera tomar su mano… haciendo que la mano de Meria no agarrara más que el aire. Su movimiento había sido elegante y suave, como si estuvieran completamente sin peso. Pero esta vez ni Meria ni Muoru, que estaba de pie detrás, podían siquiera fingir que estaban sorprendidos.


“Lo siento, pero aunque luzca como María, tampoco soy María, soy Crow. Todas las decenas de guardianes de tumbas que se han suicidado quemándose al sol… soy un espíritu nacido de los pedazos que dejaron sus almas. Así que de nuevo soy María, pero al mismo tiempo no lo soy. Sin embargo, no sólo parece que su aspecto físico se ha mezclado con el mío, sino que también he recibido su corazón…. Lo que, por supuesto, significa que también te aprecio profundamente, Meria, al igual que ella.”


Por un momento, la expresión de Meria se entristeció al darse cuenta de que la persona que tenía delante de sus ojos no era su hermana mayor.


Sin embargo, pronto, Meria asintió lentamente en dirección a Crow y dijo: “… cierto. Tú también intentaste ayudarme.”


Entonces una sonrisa apareció lentamente en el rostro de Meria como si los sentimientos de su corazón se filtraran fuera de su pecho y fluyeran en su expresión.


“Eso es. Esa es la cara que quería ver.” Dijo Crow.


Y luego una sonrisa apareció lentamente en el rostro de Meria, como si los sentimientos de su corazón salieran de su pecho y fluyeran en su expresión.


“Eso es. Ese es el tipo de expresión que quería ver.”, dijo Crow satisfecho con una sonrisa alegre.


Calmándose por fin, Muoru dijo malhumorado: “Vamos, no intentes decirme que ‘la asociación de víctimas’ era una explicación decente. Y por cierto, ¿los ‘supuestos fantasmas’ no suelen salir por la noche?”


Él se dio cuenta de que sus quejas eran un poco torpes y un poco irrelevantes, pero seguía confundido y no se le ocurría otra cosa de la que quejarse.


“Sí, yo también lo pensé.”, dijo Crow, señalando su pecho. “Yo existo a partir de los fragmentos de almas que se entrelazaron con la oscuridad. Y todas esas almas murieron bajo el sol. Tal vez por eso… nuestras almas se congelaron bajo el sol y ahora no podemos salir si no es de día. Y como consecuencia, aunque María volvió a aparecer como ‘fantasma’, no puede ver a su querida hermana menor”.


“Estoy segura de que fue porque la María que llevabas dentro estaba maldita.”, dijo Meria y Crow entonces sonrió, como si se dieran cuenta de que se habían buscado el castigo.


Crow se dirigió entonces a Muoru. “Bueno, los cuervos son ciegos por la noche.”


“Por Dios, eres tan mentiroso…” Él estaba a punto de maldecir, pero de repente un fuerte dolor le recorrió la espalda e hizo que su cuerpo se desplazara ligeramente. El dolor era diferente al que sentía cuando el monstruo se agitaba sobre sus extremidades. Esta vez pudo sentir el dolor en el centro de su corazón.


Entonces Muoru giró el cuello y vio la luz del sol de la mañana golpeando su espalda.


Aunque definitivamente era la misma luz que veía cada mañana que había despertado durante los últimos dieciséis años, ahora sentía que la luz se reflejaba en una hoja de guillotina.


“¿Mirar al sol no destruirá también los ojos de un topo?”


Por supuesto que no lo había olvidado. La consecuencia de tomar el poder de La Oscuridad significaba que un guardián de la tumba moriría si se ponía a la luz del sol. Pero… Meria refunfuñó ligeramente.


Ella también estaba a la luz del sol. Miraba con extrañeza su propio brazo derecho extendido fuera del dobladillo de su túnica. A Muoru, por su parte, le resultaba difícil mantenerse en pie y se sentó lentamente en el suelo.


Un dolor extraño y terrible recorría su cuerpo.


De hecho, se sentía tan impotente como la vez que le había quitado el collar y una fuente de sangre brotó de su cuello.


Pero, esta vez…


Meria parpadeó una y otra vez mientras miraba su cuerpo.


“¿Se está debilitando?”


“Entonces, la María que está dentro de mí ha logrado su objetivo. Así que los dejaré a los dos a solas por un tiempo. Pronto tendré que ajustar cuentas con ese maldito viejo.” Crow miró a los dos que sufrían en el suelo y se puso de pie. “Lo siento, topo. Parece que te he utilizado.”


Crow agitó la mano y su pequeño cuerpo desapareció en el aire por completo. Su partida fue tan repentina como su llegada.


‘En realidad no necesitabas disculparte… ambos nos utilizamos mutuamente.’


Crow, una persona extraña que sólo podía salir por la mañana; un fantasma nacido de las almas de los anteriores guardianes de tumbas. La aparente broma de la existencia de Crow fue un gran error de cálculo para Daribedor.


Aun así, Muoru pensó que debería haber sido capaz de lograr todo sin la ayuda de Crow… sin embargo, si podría haberlo hecho también era otra historia.


‘Este cuerpo es un poco difícil de manejar…’ Muoru cerró lentamente su mano derecha en un puño, y luego la abrió.


La sombra del suelo cambió con su movimiento. Y, naturalmente, se sintió conectado a la verdadera forma del monstruo, que descansaba en lo más profundo de esa oscuridad. Odiaba la luz e intentaba desde dentro impedir que el cuerpo de Muoru se moviera. Además, el monstruo estaba provocando un cambio anormal en su cuerpo que también le dificultaba mantenerse en pie.


‘…pero….’


Dentro de la presencia debajo de él, el monstruo que parecía estar invitando al miedo, también había algo más, algo diferente.


‘Lo tengo… es Meria.’


La razón por la que los dos seguían vivos era porque habían compartido el fruto de La Oscuridad. Como resultado de la división de poder, sus partes humanas estaban tratando de compensar y resistir a La Oscuridad, que también estaba luchando… o al menos eso es lo que parecía.


“Meria…” Muoru empezó a hablar, pero de repente se mordió la lengua.


Meria miraba a la distancia vacía y durante un rato se limitó a mover una de sus manos de lado a lado. Luego, como un péndulo que había perdido su capacidad de movimiento, su mano se detuvo lentamente con la palma extendida hacia el sol.


Ella sonrió como si le hiciera cosquillas la extrañeza de la luz del sol que no había visto en años. No era la mejor sonrisa, de hecho era un poco torpe, como si no estuviera acostumbrada a esa sensación. Aun así, verla tan feliz le calentó el corazón.




“Duele pero… no me importa.”


Ante la atenta mirada de Muoru, la luz del amanecer la iluminó bellamente. Ella estaba mucho, mucho más hermosa que cuando la había visto bajo la luz de la luna, comparativamente oscura. Para él, parecía que todo su cuerpo, desde su pelo manchado de tierra, hasta sus mejillas y las palmas de las manos, brillaban con un dorado pálido.


‘Quiero ver siempre su sonrisa.’ deseó Muoru.


…Pero en ese preciso momento, Meria se hundió en su pecho y lo abrazó con fuerza, disipando así su deseo.


‘Me pregunto si habrá alguien que pueda ver su rostro ahora…’


Al sentir el dulce dolor del sol, le pasó suavemente la mano por su cabello y le apoyó la mano en la espalda.



<Fin>



¡Hola abejita! nos encontramos nuevamente con el final de otra novela.


Esta novela fue más dificil de trabajar de lo que imaginamos. El autor hizo un trabajo espectacular a la hora de utilizar referencias y juegos de palabras. Con nuestra traductora Vere y yo, nos ha llevado más tiempo del que imaginamos finalizar esta novela.


Incluso hubo días completos donde no podíamos encontrar o entender los juegos de palabras u x referencia.


Esperamos que la novela haya sido de su agrado. Gracías por acompañarnos en otra gran historia.


Los amamos





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