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No sé cuándo conocí a Sunwoo. 


En algún momento, me dí cuenta de que seguían encontrándome con él una y otra vez. 


En cierto momento, en cierto paisaje, Sunwoo debió haber pasado por mi lado. 


Era lunes por la mañana cuando pasó la primavera cuando reconocí a Sunwoo. 


De camino a la estación de metro, mientras tomaba un bocado del pan de crema* que tenía en la mano, hice contacto visual con un hombre. En la calle, a la luz del sol de la mañana, los rododendros* iluminaban el costado de la carretera. 


*Pan de crema: Es similar a un panqueque, tiene una textura más suave.


*Rododentros: Árbol de hojas perennes, tienen flores, rojas, blancas y rojas, alcanzan hasta los 13 m de altura.


La gente perseguida por horas de trabajo iba sin tiempo para mirar las flores, y en el camino la gente caminaba deprisa, vi a un hombre con un trozo de pan en la boca. 


La mirada del hombre que caminaba frente a mí cuando salí de la estación de metro estaba sobre mí. 


Llevaba pantalones azul marino, una cremallera con capucha gris y una mochila negra. 


Tenía ojos agudos y pestañas largas, por lo que su rostro inexpresivo parecía un poco afilado.


La distancia se redujo gradualmente a medida que avanzábamos. 


Las demás personas giraron a la derecha, al frente, sin pausa. 


Pensé que si volvía los ojos, esa persona también los volvería, pero cada vez que miraba de reojo, mis ojos se encontraban con el hombre. 


¿Qué? ¿Qué estas mirando? ¿Alguna vez había visto a una persona comiendo pan de crema? No lo recordaba.’


Ese día, reconocí a Sunwoo por primera vez. 


Fue en primavera cuando los capullos que colgaban de las ramas de los cerezos se abrieron uno a uno.





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