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 El sacerdote Sión reunía el poder divino y el maná a través de dispositivo mágico, mientras estudiaba cómo usar este maná.


Si el medidor de maná se llenaba hasta el final, ejercería más poder que cualquier otra cosa, Pero sólo tenían una oportunidad y después todo acabaría


Esa era la única cosa determinaba todo. Así que tenía que ser cuidadoso. De hecho, la mejor manera era matar al Duque y a la Duquesa y era quitarles los espíritus, pero tal vez ni siquiera era necesario.


Él prefería tenerlos de su lado que matarlos, en cualquier caso, si lograba atraer a ambas personas, o por lo menos conseguir que uno lo siguiera, había una alta posibilidad de poder matar al otro.


Los dos estaban destinados a no estar nunca conectados. Al menos con él.


El salón ministerial llenaba lentamente el dispositivo mágico de día en día. Las herramientas mágicas eran bastante complicadas, así que el defecto era que no podían volver a re-cargarlas una vez que fue utilizada.


También significaba que la gente moría constantemente en el templo. El sumo sacerdote secuestraba y mataba a oficiales y magos de menor rango sin ningún tipo de remordimiento.


Entonces fue ese día.


— ¿Quién es esa mujer que llora y reza tan desesperadamente?


Preguntó el sumo sacerdote, señalando a una mujer que lloraba y rezaba en la sala de espera. Al oír las palabras, el nuevo sacerdote, que ayudaba al sumo sacerdote, miró a la mujer con una bata blanca.


—Oh, esa mujer es la Princesa Larissa. Princesa del Reino de Dayev.


—Ah, comprendo.


El sumo sacerdote asintió con la cabeza como si supiera quién era aquella mujer. La princesa Larissa era famosa, había rumores en la capital hasta hace poco. No le importaba porque él sabía que aquellos rumores eran falsos por la boca de los *juglares.


*Juglares: personas que divertían a la gente de pueblo en pueblo cantando canciones, bailando o haciendo juegos a cambio de dinero.


Además, la princesa Larissa donó sus objetos sagrados al templo. Le agradeció sobre eso por encima, pero no le prestó mucha atención.


—Debe ser religiosa.


El sacerdote nuevo respondió de manera ambigua.


—Sí, por cierto. Esa novela.


— ¿Eh?


—Se rumorea que la persona que la escribió es la Princesa Larissa.


La atención fue atraída por los ojos del sumo sacerdote. De hecho, tales rumores estaban circulando, se rumoreaba que la Princesa Larissa había escrito la novela para calumniar a la Duquesa.


Por supuesto, había muy poca gente que creía eso pero la mayoría de ellos creía que la Duquesa era todavía una mujer malvada.


— ¿En serio?


La expresión facial de Sión cambió. El ministro miró las comisuras de la boca de la Princesa Larissa y se preguntó


‘La Princesa tiene un aspecto hermoso y misterioso como un hada de un libro, no le interesaban a muchas personas. A pesar de que era una buena novia, era diferente de los que visitaban regularmente a las mujeres. Entonces… ¿Por qué se interesó?’


—Tendré que conocerla.


—Oh, claro ¿La mando a llamar?


—Sí.


El sacerdote inclinó la cabeza en el instante que escuchó al ministro.


‘El Sumo sacerdote también era un hombre, pero también. Pensó que no le interesaban las mujeres en absoluto.’


El sacerdote bajó rápidamente las escaleras hacia la Princesa Larissa.


— ¿Se refiere a mí?


Los ojos de la princesa Larissa se arrugaron mientras rezaba. Carolina, que estaba a su lado, respondió en su lugar, encantada.


—Sí, el sumo sacerdote quiere verte, ¡claro que la princesa irá!


—………


Carolina le susurró a Larissa sin ninguna expresión en la cara. El sacerdote miró a las dos y esperó con calma.


—Princesa, el sumo sacerdote puede rezar y elevar su oración por. ¡Dios responderá inmediatamente!


— ¿Realmente lo cree?


—Sí, Princesa. Tiene que animarse para recuperar todo lo de esa mujer demoníaca le arrebató.


La Princesa Larissa asintió a las palabras de Carolina.


Carolina sabía que Larissa había perdido la cabeza, pero no se lo informó a nadie.


Sabiendo que la princesa está loca, el emperador Albright intentaría encerrarla o enviarla a Dayev. Si eso sucedía, casi estaba segura de lo que le pasaría a ella que estaba a su lado. Por el bien de la princesa Larissa y para ella misma, tenía que esconderlo.


Tenía que ganarse la confianza del Emperador o tomar el corazón del Duque, pero no podía creer que una nueva oportunidad se presentará antes sus ojos con el sumo Sacerdote. Ahora había un rayo de esperanza.


En cambio, estaba claro que el sumo sacerdote pediría algunas cosas a cambio. Carolina le susurró a Larisa


 —Todo está bien.


Su querida y hermosa princesa lo conseguirá todo. Era una persona hermosa y dulce que se lo merecía. Carolina creía en ello y no tenía ninguna duda al respecto.


* * *


Larissa, entró en la sala de oración privada del sumo sacerdote, se asomó por la sala blanca. El sumo sacerdote entró a la sala poco tiempo después. La princesa inclinó la cabeza y esperó a que se sentara enfrente.


—Tus ojos están llenos de resentimiento, ansiedad y nerviosismo.


Tan pronto como se sentó, el sumo sacerdote habló con voz fría. Su voz era misteriosa, así como fría, como si hablara en una cueva con un profundo eco.


—…….


Larissa lo miró con ojos ansiosos con algo de miedo.


—No estés ansiosa. Te daré una oportunidad por tu fe


En cambio, Sión sonrió.


—Dios nunca haría la vista gorda a las oraciones de los fieles. Tiene un corazón tan bondadoso, ¿quién se apartaría de él?


—Bueno, ¿eso es verdad?


—Claro, cuéntamelo todo. Pondré tus oraciones junto a las mías.


Los ojos de Larissa se llenaron de esperanza. Dejó que todo saliera en lágrimas. La Duquesa intentó envenenarla, hizo drogas sospechosas en el invernadero, dañó a los nobles y acosó a los sirvientes del castillo, hechizó al Duque con píldoras mágicas y planeó destruir su hermoso hogar.


Sin una clara distinción entre realidad y ficción la chica lo contaba.


Larissa sólo aceptaría lo que quería en su realidad.


—…Ya veo.


Pero el sumo sacerdote Sión asintió con la cabeza como si creyera todo lo que decía dejándola decirlo todo.


-Hizo un hechizo mágico. Va a destruirnos. Todo el mundo va a morir. Todo.


En cambio, Sión sonrió interiormente a los ojos de Larissa, que se llenaron de lágrimas.


‘Veamos mientras el poder divino del dispositivo mágico se reúna, algo interesante podría pasar si uso a esta mujer’.


Tal vez sea algo bueno. El Duque y la Duquesa no son los primeros en ser atacados, así que serán más útiles que los jueces de la luz.


—El castillo, el invernadero, la flor que mi madre acariciaba… se llevó todo… me lo arrebato…el pasado está mal, el pasado está mal.


—Hmm…


—El pasado está mal. Tenemos que exponer su maldad.


—…….


Cuando Larissa se convenció, una de las esquinas de la boca del sumo sacerdote subió de forma extraña formando una sonrisa.


* * *


Ray y Sarah volvieron rápidamente a la torre después de ver los rostros de los magos en la biblioteca.


Caville hizo una clara indicación de que no le gustaban. Elody le preguntó


—Caville. ¿Odias a Ray o a Sarah?


—Odio a ambos. No quiero verte como un bebé de nuevo. Sarah, ella es…No me gusta porque parece una rata.


Caville hizo una pausa y cerró sus labios mientras intentaba decir algo.


—…….


—Creo que me odia.


Caville dijo con una expresión de resentimiento y dolor. Elody tomó la mano de Caville por sorpresa.


—Eso no es así. ¿Cómo podría odiarte? Si alguien te conoce bien, nunca podrían odiarte creerme.


Las palabras estaban llenas de afecto, eran cálidas y al escuchar las palabras amables, Caville sonrió un poco. Luego, Ifrit se subió al hombro de Elody y miró al Caville de frente.


—No, yo sí puedo odiarte. Lo prometo, soy la prueba de que si es posible.


— ¿Ah?


—Ifrit…… —Elody suspiró. Caville miró fijamente a Ifrit.


Caville e Ifrit miraron fijamente a Elody como si estuvieran pidiendo que se pusiera del lado de uno de ellos.


Fue Norman quien logró salvar a Elody en una situación difícil.


— ¡Señora, los vasallos y soldados están aquí!


— ¿En serio? Vamos, Caville.


Por orden de Caville los guardias y los soldados que vivían en el Bosque de la Muerte no habían estado descansando durante días.


Debió ser muy impactante porque fueron los primeros en responder a la furia del monstruo cuando fueron atacados.


Elody y Caville se dirigieron a ellos, ambas partes. Los criados y los vasallos seguían atemorizados con su rostro lleno de pánico.


Valió la pena porque de repente los monstruos se encontraban ya cansados, entonces un soldado dio un extraño testimonio.


—Lo vi claramente era un hombre tenía un gran corte en la mejilla. Iba vestido de negro, lo vi claramente.


Los soldados supuestamente descubrieron al intruso y lo reportaron inmediatamente cuando estaban patrullando cerca de un camino estrecho, algunos lo siguieron, pero fue demasiado rápido para alcanzarlo hasta el final y lo perdieron.


Pero cuando le informaron, dijo,


—Debes haberlo visto mal, el bosque es muy tranquilo. Adelante, duerme un poco.


Elody suspiró y miró fijamente al barón mientras lo dejaba descansar, ahora su mente planteaba especulaciones, pero a la vez las negaba, pero solo una cosa se le planteó claramente


‘La Espada de la Creación.’


Como el soldado testificó. — ‘¿ocupó artefactos mágicos?’ —suspiro y volvió a replantearse lo sucedido — ‘Dijo que tenía un corte en su mejilla.’


— ¿La herida en su rostro como era?


Brien, que había venido a informar a Elody, preguntó seriamente. Elody miró a Brien con sorpresa por la lógica.


— ¡Ah, es cierto! Lo tenía en esta dirección.


En respuesta al soldado que describía la dirección del corte en el rostro del intruso, Brien miró a Elody y dijo,


—Uno de los sirvientes del Conde Bologne tiene una gran cicatriz en su cara. Solía manejar a nuestros mercenarios.


Elody sintió como el rompecabezas finalmente se estaba armando en su mente, de hecho, la razón por la que el Emperador Albright tocó repentinamente el bosque de la muerte fue demasiado ambigua pero ahora por supuesto que era una razón para comprobarlo, pero fue tan inesperado.


Pero ahora sabía la razón. El vengativo Conde Bologne unió sus manos con el Emperador, pues era claro su rencor hacia ellos.


Elody apretó el puño con fuerza pues recordó  en su memoria la cara del Conde Bologne que llamaba sucio bastardo a Caville cuando niño.


‘Eres un pedazo de mierda. ¿Cómo podría vengarme de él? La ingle ya había sido cortada y no fue suficiente, tal vez ahora era el momento de cortarle las manos y la boca.’





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