Muoru se sintió definitivamente en “pleno verano” al contemplar el cementerio inundado por la deslumbrante luz del mediodía.
El suelo se había oscurecido como si hubiera olvidado toda la lluvia que había caído hasta ayer. Y debido a que el sol quemaba la vegetación y el musgo que crecía, un asfixiante olor a tierra húmeda flotaba en el aire.
Muoru dejó su pala y se dirigió al cementerio con las manos vacías.
No es que estuviera escatimando en su trabajo; había seguido sus instrucciones y, de hecho, había dejado de cavar hacía poco tiempo. Tampoco trataba de prolongar su trabajo, pero si una persona no se tomaba descansos ocasionales con este calor, corría el riesgo de sufrir un golpe de calor.
Por lo general, si se trataba de uno de sus compañeros topos, en este tipo de clima se desmayarían sin ninguna esperanza de ser descubiertos. Y en el peor de los casos existía incluso la posibilidad de que murieran de deshidratación.
‘Puede que haya un perro, pero básicamente soy el único humano aquí.’
Aun así, si se tomaba un descanso no sabía si era mejor volver al establo un rato o simplemente tumbarse bajo la sombra de un árbol, mirando ociosamente algo. De momento, sin embargo, sus pies lo llevaban hacia el lugar donde había enterrado a aquel monstruo hacía varios días.
Naturalmente no le apetecía ir allí, pero a pesar del aprieto en el que se encontraba como consecuencia del trabajo que le habían hecho como castigo por la falsa acusación, se sentía obligado a comprobar el estado de su trabajo.
Ese nivel de lluvia no debería haber arrastrado la tierra después de haberla compactado con tanta firmeza.
Cuando llegó a la tumba, Muoru vio algo que no había estado allí cuando había estado cavando hace varios días.
Era una lápida…
Alguien debe haberla colocado cuando la lluvia terminó.
‘…es cierto.’
Ya que no estaban tirando un simple cadáver en un agujero, era necesaria una lápida. Pero aunque en ese momento había estado volcando desesperadamente toda su energía en enterrar a ese monstruo gigantesco, ni siquiera había pensado en esa idea.
‘Tal vez Daribedor se encargó de que otra persona lo colocara.’
Se acercó y examinó la piedra. La losa le llegaba a la altura de las caderas, con esquinas que habían sido raspadas para formar bordes redondeados. El material también tenía la calidad barata de algún tipo de andesita gris. En su superficie había un *epitafio, pero sólo había varios números tallados en la piedra, ningún nombre.
*Un epitafio, es el texto que honra al difunto, normalmente inscrito en una lápida o placa sobre su tumba. Tradicionalmente un epitafio está escrito en verso, pero hay excepciones. Se han conocido muchos poetas que han compuesto su propio epitafio.
‘Esto no lo hizo un *cantero muy bueno.’, pensó Muoru mientras pasaba el dedo por el sello superior tallado.
*Un cantero es una persona que tiene como oficio trabajar la piedra para la construcción.
‘Mi padre era definitivamente más hábil que esto.’
Sin embargo, al igual que apenas podía recordar el sonido de la voz de su padre, la última vez que había visto el trabajo de su padre había sido hace años. Si era sincero consigo mismo, sentía que el recuerdo se había desvanecido hasta el punto de no poder compararlo con la piedra que tenía delante.
Además del año actual, en la cara de la piedra había lo que parecía un número que indicaba una medida. Parecía indicar el tamaño del monstruo enterrado bajo sus pies.
Sin duda, si algo salía terriblemente mal y el monstruo era desenterrado, definitivamente no sería un asunto de risa.
Muoru volvió a mirar atentamente el epitafio. La siguiente frase, estrecha y larga, parecía describir al monstruo con todo detalle.
“¿Eh? ¿Mole, sabes leer?”
“…así que, ¿de dónde demonios saliste?” dijo Muoru, con un rostro carente de asombro o resignación, mientras se reorientaba para mirar a Crow, que una vez más había logrado acercarse sigilosamente a él.
Llevaba su atuendo habitual, con el consabido cabello negro peinado, la capa amarilla, la corbata a cuadros y los pantalones cortos a juego, junto con las resistentes botas militares. A paso ligero, Crow cruzó hacia
Muoru, saltó en el aire y se sentó encima de la tumba del nuevo monstruo.
“Es sencillo. Me abalanzo desde los cielos. Al fin y al cabo, sólo soy un pájaro.”
El chico suspiró; los cuervos ni siquiera tenían alas en la espalda.
Entonces Muoru sacudió ligeramente la cabeza y, en una acción poco habitual en él, se sentó con las piernas cruzadas en el suelo.
“Hm, ¿qué pasa? No es bueno que no bebas suficiente agua. Te dará un golpe de calor.”
“No, sólo tengo la cabeza cansada… Estoy usando partes de ella que normalmente no uso, después de todo”.
Rara vez iba a la escuela y no podía leer sin trabarse como un infante; lo mismo ocurría con su escritura. Sin embargo, el simple hecho de conocer algunas palabras especializadas, entender los números y ser capaz de firmar con su nombre en un recibo de sueldo o en una hoja de asistencia era suficiente para que un soldado encargado de realizar trabajos manuales pudiera desenvolverse correctamente. Leer libros o mapas y pensar en cosas como la táctica no eran sus responsabilidades.
“Sí, increíble, increíble…” Dijo Crow mientras aplaudía, aunque sus aplausos carecían de energía.
Sintiendo que se burlaban de él, Muoru miró a Crow con desprecio. Pero entonces Crow miró al cielo y dijo: “No sé leer ni escribir en absoluto.”
Muoru no supo qué decir. Se sorprendió un poco al escuchar a Crow decir eso.
Había oído que hace mucho tiempo el papel era algo con un valor extremadamente alto. A menos que uno fuera un erudito, un noble, un clérigo burócrata o algo de ese nivel, cosas como libros encuadernados eran un imposible y algo que esa persona simplemente no estaba destinada a usar.
E incluso ahora había ciertamente niños que nunca estuvieron expuestos a la información debido a que su zona no tenía escuela. En las aldeas agrícolas pobres, los niños seguían siendo muy preciados para el trabajo duro, por lo que era preferible para muchos de ellos dedicarse a tareas más prácticas, en lugar de leer y escribir.
‘…pero.’
Le parecía imposible que Crow no supiera leer después de que le hubiera explicado con tortuoso detalle cómo la existencia de aquellos monstruos había afectado de algún modo a civilizaciones enteras.
“Pah…”
“¡Ah, ya te estás burlando de mí!” replicó Crow, como si sufriera una indigestión. Parecía enfadado, con las mejillas hinchadas. “Pero no pasa nada. Hasta los pájaros tienen muchos amigos. Y yo también tengo amigos muy inteligentes. Si alguna vez necesitara ayuda, simplemente le pediría a uno de ellos que lo leyera por mí.”
Ese era el carácter de Crow, pensar que conocían a mucha gente.
“No te enojes… es malo, y un poco impropio de ti.”, dijo Muoru.
“Bueno… lo mismo digo. ¿No crees que es sorprendente que puedas leer mejor que yo? No creo que sea justo. Entonces, ¿por qué?”
“Por qué… esa es una buena pregunta. Mi familia era definitivamente pobre, así que no pude ir a la escuela. Y aunque nunca lo pedí, sentí que mi hermano quería enseñarme. Si pienso en esos recuerdos, supongo que mi hermano sólo podía leer y escribir algo.”
“Vaya, suena bien tener un gran hermano mayor… ¿él está bien?” preguntó Crow alegremente.
“Bueno, no estoy seguro de cómo está. Creo que sigue vivo, pero ya han pasado más de cuatro años desde la última vez que nos vimos.”, dijo Muoru encogiéndose de hombros.
Su hermano mayor debería estar en casa de su padre, entrenándose para seguir sus pasos. Incluso con el paso de los tiempos, y con la cantidad de trabajo de cantero que se desvanece junto con la influencia de los templos, probablemente todavía estaba trabajando de alguna manera.
Su segundo hermano mayor había entrado en el ejército antes que él.
Dado que pertenecían a la misma tropa, Muoru pensó que tal vez se cruzarían, pero desgraciadamente su hermano parecía haber sido destinado a una zona lejana, por lo que nunca se vieron.
‘Y ahora me he convertido en esto… Probablemente no vuelva a ver a ninguno de los dos en el resto de mi vida.’
“Eso es… solitario, ¿eh?” preguntó Crow, terriblemente comprensivo.
“Bueno, puede que sea así. Pero ahora todos somos adultos. Y por muy buena o probablemente mala que sea nuestra relación, mi hermano nunca se metería en la misma zanja que yo.”
“…Pero… no es bueno que tu familia haya sido separada.” Aunque Muoru ya se había resignado a esa realidad, la afirmación de Crow aún le molestaba.
“Si te sientes así, entonces no deberías convertirte en adulto. Ser incapaz de ver a tu familia aunque lo desees probablemente sería triste para ti ¿eh?” Dijo Muoru.
“Sobre eso, bueno… al final todo el mundo tiene que decir adiós algún día. Pero, ¿no podrás volver a verlos si te mueres?”
“Bueno, eso es correcto….Supongo.” Incluso si Muoru entendía en su mente, sus emociones no trataban de estar de acuerdo.
Mirando la expresión oscura en la cara de Crow mientras se sentaba con las piernas colgando y sus ojos apuntando al suelo, Muoru podía ver claramente los pensamientos internos irracionales de Crow empujando a la superficie.
Tuvo una sensación inusual mientras miraba a Crow. Para Muoru, Crow era más misterioso que Meria, lo que significaba que no podía confiar en ellos. Y aunque Crow le hablaba de forma amistosa, probablemente era porque ocultaban algo. Así lo sentía incluso ahora.
“Por cierto, dijiste que tenías muchos amigos fuera de este lugar.”
Preguntó Muoru de repente, haciendo que Crow levantara la vista con un sobresalto, sin una sola gota de sudor en la cara.
‘Incluso con este maldito calor, Crow no tiene ningún problema. Qué envidia.’
“Um, bueno sobre eso.”
Crow era un misterioso desconocido. Todo lo que Crow decía era sospechoso hasta el punto de que Muoru no tenía ni idea de si estaba bien creerle.
Sin embargo, cuando Crow había dicho: “No es bueno que tu familia haya sido separada.”, Muoru tuvo la fuerte impresión de que esas palabras eran realmente los verdaderos sentimientos de Crow. Y era una ventaja que las palabras no fueran malas. Sin embargo, sólo porque por un momento Crow había dicho la verdad, no significaba que Muoru pudiera confiar en todo lo demás que Crow dijera.
Pero una cosa que Muoru pensaba era que si algo estaba disponible, entonces debía usarse.
Así que mirando a Crow, dijo: “Si es posible, tengo un favor que me gustaría pedir…”
* * *
Aquella noche, cuando la lluvia se disipó, fue la primera noche verdaderamente clara en mucho tiempo en la que fue posible ver las estrellas cubriendo todo el cielo.
Muoru había estado echando una pequeña siesta a primera hora de la tarde, estirado en su cama de paja. Estaba orientado hacia los agujeros del destartalado techo del establo, mirando a través de ellos el cielo nocturno.
‘Es una buena noche.’, pensó.
Incluso la temperatura había descendido a niveles frescos. Además, con la cantidad actual de luz de las estrellas, seguramente no tendría problemas para ver a dónde iba fuera.
Y probablemente incluso esta noche Meria estaba sola en el cementerio.
Muoru no podía pensar en una razón para no ir a verla.
Ella incluso dijo que estaba bien que él fuera.
….pero algo le impedía actuar.
Siempre estaba tenso. La chica era un punto de apoyo importante para sus planes de fuga, pero al no saber la mejor manera de hablar con ella, se ponía nervioso ante la posibilidad de que lo odiara. Pero aunque le faltaba experiencia para hablar con fluidez y no era muy hábil en ello, no podía fallar. Y por eso, estaba tenso. Siempre estaba tenso.
También sintió como si hubiera un anzuelo gigante atrapado en su pecho, que le bloqueaba las piernas.
“¿Qué quieres hacer Muoru y cuál es la mejor manera de hacerlo?”
Siempre que sentía que había llegado a sus límites, Muoru simplificaba la situación utilizando esa pregunta para ordenar sus pensamientos. Centrarse sólo en asuntos triviales hasta el punto de perderse cosas más importantes era el colmo de la estupidez.
Sin embargo, ahora mismo sentía que se tambaleaba por su propia advertencia. También estaba empezando a cuestionar su propio comportamiento… y esa duda se estaba convirtiendo en el gancho de su pecho.
‘Debería estar seguro.’
Acercarse a Meria no era la “cosa más importante” en la que debía centrarse. Puede que fuera un método para su escape, pero ciertamente no era su objetivo.
Muoru se abofeteó las mejillas con ambas manos.
Puede que no se deshaga del anzuelo, pero mientras no haya malentendidos debería estar bien.
“Muy bien, vamos.”, dijo a propósito en voz alta mientras se levantaba, abrió la puerta con su chirriante bisagra y salió al exterior. En la esquina de su visión pudo ver el cuerpo del perro levantarse lentamente, y luego seguirlo detrás de él sin que sus patas hicieran ruido.
Una vez que Muoru se decidió a salir, sus piernas y sus sentimientos se sintieron más ligeros, como si sus preocupaciones de hace un rato se hubieran acallado en un momento. Forzó una sonrisa.
‘Esto es definitivamente extraño si lo digo yo.’
Ni siquiera había caminado tanto cuando los oscuros arbustos cercanos al establo crujieron. Pero no había viento.
Muoru saltó sorprendido, como si un enemigo estuviera a punto de tenderle una emboscada.
Entonces empezó a salir.
Cauteloso y listo para salir corriendo en cualquier momento, Muoru miró en la dirección del sonido. Una figura con una túnica negra le miraba desde la sombra de un árbol, como un fantasma.
“¿Meria?”
“Oh.” Cuando la figura emitió lo que sonó como un pequeño grito, se escondió de repente detrás del tronco del árbol.
Incluso con sólo echar un vistazo a su perfil, cuando se unió a esa voz no había error de que Meria era la persona en las sombras. Pero no tenía ni idea de por qué se escondía en primer lugar.
Un extraño silencio cayó sobre la zona.
“Umm…”
Incapaz de decidir cuál era el movimiento correcto en esta situación, Muoru se quedó quieto. Había planeado dirigirse hacia el cementerio, pero no necesitaba una persona que lo guiara hasta allí. Es cierto que el hecho de que ella estuviera aquí le ayudaba a reducir el tiempo que necesitaría para buscarla, pero algo le decía que ella estaba aquí por una razón diferente.
Escondida en la sombra del árbol, la chica seguía asomándose desde la oscuridad, como si observara sus movimientos. Muoru tuvo la sensación de que realmente quería llamarlo, pero por alguna razón no podía.
Se comportaba como una especie de animalito, dudando tímidamente mientras miraba algo desconocido que había captado su atención.
Muoru incluso sintió que si le tendía la mano torpemente, como un animal, ella se alejaría corriendo.
O quizás podría ser que…
Ninguno de los dos podía acercarse al otro ni gritar. Estaban a sólo diez pasos de distancia, pero a pesar de que sus ojos se fijaban el uno en el otro, ambos eran incapaces de comunicar sus verdaderas intenciones… Muoru se preguntó cuánto tiempo estarían así.
Entonces, al poco tiempo, Meria salió por fin de detrás del árbol, como si hubiera sido derrotada en algún tipo de competición.
“Pasaba por aquí.”, dijo, aunque no se dirigió a Muoru, sino más bien a los dedos de sus pies.
Muoru permaneció en silencio. No se le ocurrió nada que decir en respuesta. Estaba demasiado claro que ella había intentado hacer una broma para enmascarar su comportamiento. Pero era tan difícil imaginar a Meria contando una broma que Muoru no sabía si estaba bien reírse o si sería mejor decir algo gracioso de vuelta.
Pero mientras Muoru se quedaba en silencio indeciso, la chica continuó: “Lo siento… es mentira.” Su capucha cubría su rostro, ocultando sus rasgos y amortiguando su voz.
No pasó por allí de casualidad.
Sin embargo, no se atrevió a preguntar, Entonces, ¿por qué? Incluso sin preguntar, tenía algunas hipótesis propias.
Pensó en las veces que se habían cruzado antes. Incluso hace dos noches, cuando Meria había visitado el establo, tenía un propósito claro para su visita. Pero viendo su comportamiento hoy, no parecía tener ninguna razón específica para estar en el establo.
Así que, básicamente…
‘… ¿Vino sólo para verme? O, en otras palabras, ¿quería pasar tiempo conmigo?’
“Ah, um, hola.”, dijo Muoru, su voz se volvió repentinamente aguda, haciendo que las orejas del perro se movieran. Incluso él pensó que el sonido era inesperadamente alto, lo que quizás explicaba por qué Meria retrocedió un paso, como si su voz la repeliera.
“La manzana.”, se apresuró a continuar, en un intento de evitar que saliera corriendo. “estaba deliciosa.”
Apartando la mirada de Muoru, Meria asintió. “Sí.”
“El tipo extraño suele venir alrededor del mediodía.”
Eran libres de sentarse donde quisieran en el extenso terreno del cementerio, pero probablemente debido a la naturaleza humana, Muoru se encontró sentado junto a un árbol.
Bajo el cielo estrellado que parecía extenderse eternamente, él y Meria se sentaron uno al lado del otro en la raíz de un olmo.
“¿Un tipo extraño?” Meria torció la cabeza ante las palabras de Muoru.
“Ah, ¿cuál es una buena forma de describirlo? Es decir, ni siquiera sé si es un chico o una chica. Ah, y por cierto, Meria, ¿sabes algo sobre los cazadores de monstruos que llevan máscaras?”
Aparte de la vez que Crow había hablado con él, hasta ahora había habido varias veces en las que el grupo de enmascarados lo había acorralado para un entierro. Pero, aparte de darle simples instrucciones, nunca le habían hablado. Es más, esas veces ni siquiera parecía el ambiente para conversar.
Ciertamente la gente como Crow era una excepción entre las excepciones.
“Um…” Meria arrugó la cara, como si examinara cuidadosamente la pregunta de Muoru.
“Sé un poco sobre ellos, pero es difícil de decir. Me han dicho que van y vienen para marcar la oscuridad, pero nunca muestran su rostro ni hablan. Al menos no a mí….”
-Si no te hablan a ti y tampoco a mí, entonces…
“Bueno, ¿quién?”
El silencio respondió a la pregunta de Muoru y Meria, con expresión preocupada, se dio la vuelta.
‘Esto es lo que pasa siempre.’, pensó Muoru mientras se extendía en él un sentimiento tanto de abatimiento como de desánimo.
En momentos como éste, no importaba lo que intentara preguntar, era inútil. Ella se había cerrado por completo y él no podía obligarla a responder. Y sería un terrible desperdicio agriar su relación insistiendo en el tema de Crow, a pesar de todo el esfuerzo que les había costado llegar a este punto.
‘Tendría que repetir todo…’
La noche era significativa porque era el momento en que podía intentar sacarle información útil a Meria. Pero aunque ella era hábil para escuchar, en realidad no intentaba decir nada por sí misma. Hasta ahora se había esforzado en hablar de sí mismo y del mundo exterior como cebo, aunque no estaba seguro de poder mantener realmente la conversación. Pero después de un mes de hablar de sí mismo, era natural que se estuviera quedando sin material. Así que esta noche había intentado cambiar un poco y hablar de Crow… pero no importaba, el resultado era el mismo de siempre.
Sin saber qué decir a continuación, Meria levantó la vista de repente y dijo: “Perdóname.”
“¿Eh?” preguntó Muoru, desconcertado por la inesperada disculpa.
“Muoru, siempre trabajas todo el día. Sin embargo, aunque debes estar cansado sigues viniendo a verme por la noche….”
“…”
“Pero, después de todo eso nunca sé qué debo decir…”
“¿Y por qué?” Preguntó Muoru de nuevo de forma un tanto desafiante. La forma de hablar de Meria le irritaba ligeramente. “¿Por qué no puedes hablar?”
El hecho de que a ella le importara en absoluto que él estuviera cansado y demás era molesto. Después de todo, no estaba haciendo nada más que el mismo tipo de trabajo monótono al que estaba acostumbrado. Con ese tipo de trabajo lo único que necesitaba era fuerza física. Más aún, el hecho de que se preocupara por él lo enojaba mucho más.
Tras escuchar las palabras un poco duras de Muoru, Meria parecía a punto de llorar. “Pero…”, comenzó, “me siento…”
“¿Eh?”
“Siento que me odias.” Ella apartó la mirada inmediatamente, esperando su reacción.
La pregunta fue tan impactante que la mente de Muoru cayó en un estado de media suspensión. Le pareció que ya había escuchado una historia similar en alguna parte. Es cierto que las dos historias no eran exactamente idénticas, pero parecía que procedían del mismo árbol. No, no era sólo una historia que había escuchado antes, sino que era algo de lo que él también era culpable.
Pero aunque Muoru siempre había estado inquieto por si lo odiaba, nunca imaginó que la chica pensara lo contrario.
“Oh, yo siento lo mismo.” Las palabras parecieron salir de su boca sin su consentimiento, posiblemente debido a las emociones desconocidas que se agitaban en su interior.
“¿Qué?”
“Si uno de nosotros está odiando, entonces definitivamente eres tú quien me odia. Yo sin embargo…”
Los ojos azules de Meria se abrieron de par en par y, mientras ladeaba extrañamente la cabeza, preguntó: “¿Por qué? ¿Qué habré hecho yo para que te sientas así?”
“Eh…”, dudó el chico.
Pensó que no debía hablar; sin embargo, al mismo tiempo sintió que quedarse callado sólo hacía más incómoda la situación.
En un intento de escapar de la mirada de Meria, apartó la mirada y continuó. “No, lo que quería decir es que… te vi bañándote.”
La piel de Meria era más transparentemente blanca que la de cualquier persona que hubiera visto en su vida. Pero en un instante todo, desde sus orejas hasta la nuca, se volvió escarlata.
“Es-es… eso…” y cada vez que intentaba decir algo sólo se ponía aún más roja.
Finalmente, se cubrió la cara y se calló antes de poder decir algo que resultara convincente.
Muoru se mordió el labio con fuerza.
Estaba empezando a odiarse a sí mismo. Y, por alguna razón, empezaba a sentirse avergonzado de sus actos. Cuando se trataba de cavar su propia tumba, el trabajo que hacía durante el día era suficiente.
Pero…
“Pero…”, dijo, obligándose a sacudirse el sentimiento de autodesprecio que le subía al pecho.
Puede que fuera sobre todo por desesperación, pero como se había dicho a sí mismo al salir del establo, su principal motivo para hablar con Meria era sacarle información.
Aunque pensó que se había desvanecido en su mayor parte, todavía se sentía un poco enfadado.
Tal vez fuera porque Meria parecía estar acusándolo falsamente. Así que, aprovechando los restos de ese enfado, Muoru continuó.
“Sé que es sólo una excusa, pero en aquel momento no lo hice a propósito. Además, también es un poco culpa tuya. Probablemente la mansión tenga sus propias duchas. Entonces, ¿por qué tuviste que lavarte fuera?”
Meria parpadeó. “Pero, no se me permite entrar en la mansión.” Aunque lo que dijo fue tan inesperado, mantuvo un tono tranquilo.
“¿Qué?” preguntó Muoru. “Bueno, ¿dónde duermes?”
Por un momento Meria pareció pensar en qué decir, pero luego señaló el suelo.
Tras pensarlo un momento, Muoru preguntó: “¿En un sótano?”
Meria asintió.
“Eso es…”, dudó el chico.
¿Cómo se suponía que debía interpretar eso? Le sonaba extraño. Y aunque pudiera ser sólo su impresión, le parecía que una persona que viviera bajo tierra no era común.
Por lo general, la gente de buena posición social no dormía bajo tierra.
Realmente, nadie dormía bajo tierra, aparte de quizás los soldados en el campo de batalla que dormían en las trincheras en el frente después de una explosión enemiga, sin embargo, Muoru tenía sus dudas sobre lo que ella había dicho. Si reunía toda la información que había obtenido sobre la mansión, no parecía que el sótano estuviera directamente conectado con el edificio. Y más concretamente, eso significaría que ella no tenía derecho a entrar y salir del edificio a su antojo. De ser así, ¿no la convertiría en una prisionera?
“No estoy enfadada.”, dijo Meria. “Incluso lo dije el otro día. No has hecho nada especialmente cruel o doloroso para mí, Muoru.”
Dando vueltas a sus pensamientos sobre el sótano, Muoru volvió a prestar atención y escuchó atentamente sus palabras. Mientras le miraba con el dobladillo de su túnica azul oscuro fuertemente agarrado entre las manos, sus mejillas volvieron a sonrojarse.
“Pero, pero… eso… fue embarazoso, pero…”
“Lo siento.” Él tenía que disculparse. Aunque no hubiera sido su intención nada de eso, seguía sintiendo que mirar era mezquino. “Lo… mira, eso es todo. Pero dicen que perdonarse es importante. Si la gente no pide un alto el fuego, la guerra nunca terminará… así que ya que somos iguales en este asunto, ¿qué te parece si pedimos una tregua?”
Tan pronto como terminó, sintió que había cometido otro error. No debería haber dicho eso.
No sólo parecía sugerir que debían dejar ya la conversación, y que estaría bien que Meria no hablara más, sino que en el fondo también parecía sugerir que debía alejarse de él.
Pero, por alguna razón, Meria no se limitó a asentir a su propuesta.
¿Por qué?
Había una especie de confusión entre los dos. Él entendía claramente que ella no estaba enfadada porque él volviera a sacar el incidente del espionaje, pero su silencio ahora no le hacía ser muy optimista. Sin embargo, ¿por qué parecía que Meria estaba tan preocupada por esto? Lo más probable es que estuviera dudando sobre algo, aunque el otro día se había armado de valor para decirle:
“-Seré tu amiga.”
Antes había expresado su preocupación por no saber lo que era un amigo. Probablemente todavía no estaba segura. Pero sobre eso…
“Ah.” Muoru recordó de repente lo que le había dicho la primera vez que ella había rechazado preocupada su oferta.
‘Amigo, bueno, um… es un paso más allá de conocido… qué es… ¿Mutuo? No más que eso… para conocerse mejor dos personas piensan en acercarse… algo así.’ En realidad, Muoru no sabía de qué estaba hablando. Sólo le había dado una respuesta de improviso.
-Esa noche, parecía que había pasado hace mucho tiempo.
Desde entonces, Meria había escuchado muchas de sus historias; a menudo divagaba de forma desordenada, pero efectivamente hablaba mucho de sí mismo. De hecho, en muchos aspectos le parecía que Meria conocía a la persona “Muoru Reed” mejor que nadie.
Pero cuando se trataba de ella, le resultaba difícil decir que sabía algo de ella.
Y sobre eso, ¿no se siente ella igual? ¿No quiere Meria que sepa más sobre ella?
Estaba siendo egoísta, y tal vez su pensamiento sugería un ego inflado. Pero al mismo tiempo no sentía que los pensamientos vinieran de su vanidad. De hecho, sintió que los sentimientos de Meria iban dirigidos a él. Y si eso era cierto, ¿no significaría que Meria había ido definitivamente a verlo?
Antes había sentido que había un profundo abismo entre los dos. Un agujero que no se podía llenar de ninguna manera. Y al principio pensó que el día en que ella hablara de sí misma parecía lejano en el futuro.
Pero cuando se separaron esa noche y Muoru le dijo: “Nos vemos.”
Con un ligero gesto de la mano, Meria respondió: “Sí… nos vemos.”
Así que tal vez, ese día estaba sorprendentemente cerca.
* * *
Sin embargo, pronto se echó un jarro de agua fría a los elevados ánimos de Muoru.
Mientras Muoru intentaba volver al establo, Daribedor le tendió una emboscada frente a la mansión. El anciano colocó una linterna eléctrica, con su cegadora luz blanca, a sus pies.
Levantó ligeramente el brazo derecho y se acercó. “Te estás acercando mucho a la chica, ¿verdad?”
Se oyó un sonido duro, como un chasquido. Era un sonido al que Muoru estaba bastante acostumbrado, aunque hacía tiempo que no lo oía… un arma de fuego.
Daribedor estaba apuntando a Muoru con un revólver negro e incluso en la oscuridad Muoru podía ver claramente la forma de la pequeña boca del cañón.
Aunque la bala sería pequeña, seguiría siendo suficiente para matar a un humano.
“Si es así, ¿hay algo malo en eso?” Preguntó Muoru con cautela.
Era tentador pensar que el anciano no se había dado cuenta de sus encuentros con Meria. Pero el verdadero problema no era que estuviera al tanto de la situación, sino cómo la había juzgado.
Su empleador, Daribedor, tenía derecho a tratar con él, con cualquier prisionero, como quisiera. Así que cualquier trabajo que hiciera a Muoru, sin importar cuántos días le retuviera la comida, y si enviaba al prisionero de vuelta al centro de detención o no, estaban todos perfectamente dentro de su poder. Y en el peor de los casos, también lo sería matarlo a tiros en este lugar.
‘No pienso morir así como así.’
Su expresión facial se endureció sin previo aviso. Tenía varias heridas pero, por suerte o por desgracia, aún no había experimentado la experiencia de recibir un disparo.
Por eso, aunque no podía imaginar qué tipo de dolor sería, a juzgar por el calibre, a menos que saliera terriblemente mal, pensó que sin duda debería provocar una muerte instantánea.
‘Si eso es cierto…’
Con el arma apuntando hacia él, el pequeño anciano mostró una sonrisa de lo más repulsiva. “Eso no me preocupa tanto. Más bien, me impresiona que hayas sido capaz de conquistarla. Parece que tienes una habilidad impresionante para el engaño, ¿no es así?” Daribedor se rió con fuerza, un sonido irritante que estaba poniendo de los nervios a Muoru.
‘… ¿Me está regañando por haber visto a Meria?’
A pesar de estar resentido con Daribedor por decir lo que le daba la gana sin saber nada del duro trabajo que le había costado llegar hasta aquí con Meria, Muoru se mantuvo completamente indiferente.
El intento barato del viejo de provocarlo era molesto. Pero tenía mucha experiencia en ese tipo de cosas. De hecho, su capacidad para mantener una expresión sin emociones y tolerar las bromas de la mayoría de sus compañeros mayores del ejército lo ayudaba a ser más maduro de lo que su aspecto parecía sugerir.
‘Si lo hubiera sabido, ¿no habría un problema? O… ¿tendría Daribedor un problema conmigo independientemente de lo que hiciera?’
“Parece que quieres decir algo.”, dijo Daribedor, desapareciendo la sonrisa de su rostro.
En la oscuridad, la herida donde debería haber estado su nariz parecía un agujero más oscuro que incluso la boca del arma.
Muoru respondió: “En realidad no… es que creo que nunca me advertiste que jugar en medio de la noche interferiría con mi trabajo.”
“Por supuesto, sólo lo haría si pareciera haber algún tipo de deficiencia. Pero Sr. Prisionero, usted superó mis expectativas hace tiempo y lo ha hecho extremadamente bien. Sí, realmente mucho más allá de su deber…” Mientras hablaba, su dedo se apoyó en el gatillo. “En cualquier caso, preservar la tranquilidad del corazón de esa chica no es un trabajo que podamos hacer.”
Un disparo rugió en el aire.
Por reflejo, todos los músculos del cuerpo de Muoru se pusieron rígidos y, sin querer, cerró los ojos.
En menos de un segundo el chico comprendió que no le habían dado. No había ninguna herida en ninguna parte de su cuerpo.
Abrió los ojos y vio un pequeño agujero en el suelo a sus pies.
De él salía vapor que se mezclaba con el aire que olía a pólvora.
“Sin embargo, ¿puedes recordar esto por mí?” Daribedor volvió a sonreír, poniendo una expresión literalmente muy deformada en su rostro. “Es innecesario pensar en utilizar a la chica para intentar escapar. Incluso si la utilizas, no cambiaría en absoluto nada… No, más bien si me apetece, podría conseguir otro trabajador tantas veces como desee. Y no eres, ni mucho menos, el primer sepulturero que se entierra en la fosa que han cavado.”
Daribedor disparó otra bala, creando otro agujero en el suelo, este mucho más cerca de los dedos de Muoru. Luego, con una mirada de satisfacción, el anciano volvió a entrar en la mansión.
Muoru permaneció allí inmóvil, con los ojos fijos en los dos agujeros a sus pies, pero sin que su mente los registrara realmente.
‘…. ¿Tranquilidad…?’
La frase que utilizó para describir a Meria resonó en sus oídos más que el sonido del disparo o incluso cualquier tipo de amenaza que hubiera hecho Daribedor.
Y durante mucho tiempo después Muoru se quedó en ese lugar, reflexionando sobre lo que el anciano quería decir.